miércoles, 15 de octubre de 2008

Toledo en tinieblas

El pasado fin de semana han estado visitándonos la colaboradora de este blog antes conocida como Marramiau y su Chi-co. Como ya habían venido varias veces en Toledo, realizaron una visita que podría calificarse de panorámico-gastronómica (vamos, que hemos ido a muchos bares y nos hemos dado bastantes paseos). Además ha servido para que conozcan de primera mano como se sentían las gentes del Medievo cuando los elementos se desencadenaban a su alrededor. Imaginaos: Una ciudad medieval, de calles empedradas, estrechas y retorcidas. Orgullosos palacios de piedra junto a casonas que vieron tiempos mejores. El viento sopla huracanado, cae un pináculo del Alcazar, tejas de la Catedral… ¿Está Dios enfadado con la ciudad a causa de aquel desfile profano durante las festividades del último Corpus? ¿O es acaso cosa del Diablo? Los canónigos de la Catedral lo discuten acaloradamente. Entonces, repentinamente, cesa el viento. Todos miran hacia el cielo, expectantes, esperanzados, temerosos… La espera es rota por un fortísimo trueno, como si hubiesen estallado las mismísimas puertas del Infierno. Parece la señal para el comienzo del diluvio. La lluvia es tan espesa que no se ve la casa de enfrente. Las calles se convierten en torrentes. Un grupo de supersticiosos habitantes que se habían reunido alrededor del fuego en una taberna (la “Taberna de Livingstone”, supongo), buscando en la cerveza casera y el aguardiente el valor que la tormenta les había arrebatado, ven como el techo se hunde sobre ellos, derramando una cascada sobre el salón. Las luces se apagan por toda la ciudad. Cuando la lluvia amaina un ápice, un grupo de valientes, o de locos, abandona la seguridad del hogar y se arriesga por las calles en busca de un carruaje que los aleje de esta ciudad fantasmal, prisionera de las tinieblas…

Como Toledo no es siempre así, un pozo de oscuridad y superstición, sino que normalmente es una ciudad preciosa y que merece la pena conocer, voy a recomendaros un par de sitios donde podéis ir si os pasáis por aquí.

En primer lugar una visita cultural: San Juan de los Reyes, erigida por los Reyes Católicos como templo votivo, residencia palaciega real y panteón de su dinastía. Fue edificada en estilo isabelino, como la cartuja de Miraflores y la Capilla Real de Granada, que no es mas que una forma convencional de llamar a la fusión entre el gótico final con elementos mudéjares. Su iglesia es de una sola nave cubierta con bóveda de crucería gótica al estilo alemán. A sus pies está situado el gran coro y sobre el crucero se levanta un cimborrio octogonal sobre trompas, con grandes ventanales que le dan una luminosidad poco habitual. Hay que destacar también el rico claustro de dos pisos, uno de los más importantes de España. La decoración de todo el convento destaca por su riqueza y originalidad. Se utilizan sobre todo motivos decorativos vegetales, epigráficos (herencia del arte musulmán) y heráldicos. Destacan entre ellos el haz de flechas, divisa de Isabel, el yugo con el nudo gordiano, alusión a Fernando, y el lema de este último: “Tanto monta”. Finalmente, debido a que el cabildo de la catedral primada rechazaba que esta iglesia sirviese como lugar de enterramiento para los reyes y a la incomodidad de Toledo, con sus estrechas y enrevesadas calles, sus cuestas y su falta de plazas, la ciudad perdió el aprecio de los monarcas que marcharon a Granada pero, a cambio, nos dejaron la que es considerada iglesia más bonita de Toledo.

En segundo lugar una parada gastronómica: la Terraza de Recaredo. Situada en lo alto de la Cuesta de Recaredo, junto a la Puerta del Cambrón. En verano allí montan una terraza muy “fasion”, donde se reúne el Toledo más “in”. En primavera u otoño puedes picar algo mientras disfrutas de, probablemente, las mejores vistas del Toledo nuevo. Hace poco ha cambiado de dueños y la verdad es que ha mejorado enormemente. Los camareros son amables y medianamente competentes, no como antes. En cuanto a la carta, no es demasiado extensa, pero sí suficiente y muy ecléctica: El tradicional "venao" y el asadillo se codean con el wok de gambas y fideos chinos, todo ello muy rico y a un precio bastante ajustado para lo que es esta ciudad. Una buena elección para compartir una cena a base de picoteo con unos amigos.

5 comentarios:

Peritoni dijo...

me has asustado con el principio de la entrada, tan descriptiva y supongo que real después de las lluvias pasadas.
Nunca hemos visitado Toledo y es una asignatura pendiente, gracias por los consejos.

Suntzu dijo...

Es un viaje que tengo pendiente. Yo quiero ir a ver una tienda muy famosa de espadas que hay por allí. Mi vena friki, ya sabéis.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Toledo es precioso. Lo he visitado varias veces y estoy enamorado de la bella y antigua Toletum.

besos.

Jajaja dijo...

Siento haberte asustado, Peritoni, pero el mundo del Medievo, e incluso de comienzos de la Modernidad, era así: pequeños hombrecitos asustados por las incontenibles fuerzas de la Naturaleza (eso sin contar al Turco). Hay un libro muy interesante sobre este tema: El miedo en occidente (siglo XIV-XVIII), del historiador francés Jean Delumeau.

No sé a que tienda te refieres, Suntzu. ¿Puede ser una que hay en la Calle del Comercio, a la salida de Zocodover, que tiene puesta por los altavoces que dan a la calle la banda sonora del Señor de los Anillos a toda pastilla?

Cierto es que Toledo es precioso, Fernando. Dorami dice a menudo: Es una pena que vivamos aquí, porque estaría bien venir a visitar Toledo algún fin de semana.

Anónimo dijo...

Y cómo llovía... si es que, como dice Dorami, en Toledo no sabe llover, pero cuando llueve... ni una gata asturiana como yo había visto caer tanta agua en tan poco tiempo. Muchas gracias por la acogida, ha sido un fin de semana estupendo. Contraatacaremos con la morcilla leonesa, con o sin lluvia. Un besazo.