miércoles, 30 de enero de 2008

Expiación

El domingo pasado la doctora Dorami y yo fuimos al cine en Oviedo. Teníamos una tarde un poco tonta, sin amiguitos a los que visitar, ni cosas que hacer en casa, así que decidimos darnos una vuelta por un centro comercial que hay cerca de su casa a ver que ponían. La película elegida fue “Expiación”, que, me dicen, es una de las favoritas a los “Óscares” de este año. Lo primero que me sorprendió fueron los 6,70 eurazos que nos costó la broma a cada uno. Puede ser que me esté haciendo mayor o que pase un montón de tiempo entre cada una de las veces en que voy al cine pero, de un tiempo a esta parte, tengo la impresión que cada vez que voy, ha subido.

Antes de comenzar la película nos pusieron este anuncio:



Bueno, quizá no era exactamente este, pero habéis cogido el mensaje, ¿no? Los chicos de “The IT Crowd”, de los que hablaremos en breve, son un pelín exagerados (casi tanto como los de la SGAE). Por cierto, hablando de la piratería como delito quizá os interese este artículo.

Bueno, volviendo al tema que nos ocupa, la película trata de una chica inglesa de clase alta y un chico que es el hijo del ama de llaves de la familia de la chica. A pesar de la diferencia de clase (o, quizá, gracias a ella, no hay que olvidar que esto es una película) están enamorados. Pero debido a un malentendido propiciado por la hermana pequeña de la chica, el chico va a la cárcel. ¿Os suena el argumento? A mí, sí. No sé por qué, no recuerdo dónde, pero tengo la sensación que este argumento muy original, muy original no es. El guión, por otra parte, es irregular. Combina momentos de cierto interés con ratos en los que la película se estanca, escenas esteticistas que no aportan nada y un final que deja mucho que desear. Los actores no están mal, aunque tampoco sean nada del otro jueves. A destacar la esquelética presencia de Keira Knightley, una muchacha antaño muy decorativa, pero que ahora parece un espantapájaros.

En fin, nos encontramos ante una película que no es mala pero sí prescindible. Algo que cuando se dice de una favorita a los “Óscares” retrata perfectamente el lamentable panorama del cine que hacen los grandes estudios en la actualidad.

Por cierto, en cuanto al precio, después de verla yo valoro la entrada que hubiera pagado en unos 3 euros, no más. Y luego hablan de ladrones…

viernes, 18 de enero de 2008

Noches de fondue y rosas

El pasado fin de semana ha sido un fin de semana gastronómico para nosotros. Además de las fabas con conejo que ya os comenté en el artículo anterior que comimos el domingo, el sábado probó nuestro risotto nuestra comentarista Anónimo (a ver si te buscas un seudónimo más “glamuroso”, más a tono contigo misma) y el viernes vinieron a cenar otros amigos: María, Laura y Carlos.

La cena del viernes fue tipo campestre: tortilla de patatas, chorizos a la sidra, empanada, champiñones, pastel de cabracho… En principio habíamos pensado hacer una fondue, ya que precisamente ellos nos habían regalado una en el cumpleaños de Dorami. Lo que pasa es que, como no la habíamos hecho nunca, preferimos hacer una como prueba solo para nosotros dos la noche antes de que Dorami se marchara de vacaciones de Navidad.

Pensamos hacer una fondue de carne, así que compramos carne de ternera, de pollo, mostaza, salsa con ajo, ketchup… Hicimos 4 ó 5 salsas y nos pusimos a preparar la fondue. Mientras calentábamos el aceite del caquelón (el cazuelo) en la cocina, yo me puse a encender el mechero. Lo llené de alcohol y luego intenté encenderlo con una servilleta de papel a la que había prendido fuego. Resultado: la servilleta prendió como la yesca pero el alcohol nada de nada. Así que me vi obligado a tirar la servilleta al suelo donde la apagamos a pisotón limpio. Gracias a Dios tenemos suelo de terrazo. Recogí las cenizas con el cogedor y les eché un poco de agua pero, como Dorami no se fiaba de que estuviesen bien apagadas, me las llevé para tirarlas al water. No sé exactamente por qué, pero al entrar en el servicio, con las luces apagadas, la mitad del contenido se fue al suelo transformándolo en algo parecido a una pista de hielo.

Finalmente Dorami fue capaz de encender el mechero. Había algunas llamitas sobre la superficie exterior, seguramente debidas a algunas gotas de alcohol que habían caído allí al rellenarlo; se apagarían cuando se consumiesen las gotitas, pensamos. Así que colocamos el mechero dentro del soporte y el caquelón encima. Empezamos a comer la carne, felices como cochinitos con lo bien que nos estaba saliendo nuestra fondue, pero al poco tiempo nos dimos cuenta que verdaderas llamaradas estaban saliendo de la parte de abajo del caquelón. El recipiente se estaba ennegreciendo cuando decidimos retirarlo de encima del soporte: me protegí las manos con un guante de cocina y un trapo y, con el trapo ardiendo, pues lo habían prendido las llamas que ya sobrepasaban en altura al caquelón, me lo llevé a la cocina. Una vez puesto a salvo de las llamas el aceite, fui al servicio a echarme un poco de agua y crema hidratante en los dedos que me había quemado ligeramente con el trapo ardiente y casi me mato al resbalar en el agua con cenizas que se me había caído antes.

Como el mechero tiene un asita, así como la de una sartén, intenté cogerlo por ella para llevármelo también a la cocina. Resultado: me quedé con la parte de arriba, la que utilizas para reducir el paso de oxígeno y así hacer la llama más pequeña, en la mano. La cazoleta con el alcohol, abierta al aire, ardía con más fuerza si cabe. Una escena dantesca, algo así como esto:



Así que tomamos una decisión, la más dura para un jefe de bomberos ante un siniestro: “Dejemos que arda, ya se apagará cuando no quede nada que quemar”. Apartamos el soporte ardiente, freímos la carne en una sartén y nos la comimos a la luz de las llamas. Al final, hasta tuvimos una cena romántica y todo.

A la mañana siguiente recuperamos lo que quedaba de la fondue: unos restos ennegrecidos, con la pintura saltada, deformados… Fueron directos a la basura. Ese fue el final de nuestra fondue.

P.D.: releyendo esta última frase me ha parecido que podía dar la impresión de que queremos que nos regalen otra fondue. Aviso a navegantes: al que se le ocurra semejante idea, le meto ese cacharro infernal por…

lunes, 14 de enero de 2008

Toledo 1 – Tomelloso 0

C.D. Toledo: Oliver, Oscar Martín, Fariña, Javi Martel, Pedro Velasco (Robert, m. 44), Barbero, Padilla, David Ruiz (Antonio, m. 89), Pepe Domingo (Roizo, m. 75), Elías, Escalada.
Tomelloso C.F.: Javi López, Dani, Luismi, Fede, Requena (Mateo, m. 89), Agustín, Lominchar, José Mari (Lope, m. 80), Vilchez, Jesús Gómez (Josevi, m. 68), Naranjo.
Árbitro: Martínez Olivas, del colegio castellano-manchego, auxiliado por Culebras Gómez y Torres Castellanos. Amonestó a Oscar Martín, Elías, Robert y Barbero por el Toledo y a Jesús y José Mari por el Tomelloso.
Goles: 1-0, m. 87, Roizo.
Incidencias: Encuentro celebrado en el Estadio del Salto del Caballo de Toledo. 1.700 espectadores. Presenció el encuentro el alcalde de Toledo, Emiliano García Page.

Como ya sabéis Dorami y yo somos grandes deportistas: hacemos natación, vamos a bailes de salón… hasta estamos pensando comprarnos la Wii. Así que ante la celebración el pasado domingo del partido del siglo, en el que se enfrentaban Toledo y Tomelloso, los dos primeros clasificados del grupo XVIII de Tercera División, no podíamos dejar de acudir (nos regalaron invitaciones y no ponían nada ni medio decente en el cine).

En el estadio se respiraba el ambiente de las grandes ocasiones: el Toledo se había proclamado campeón de invierno con las mejores estadísticas de toda su historia y en este partido tenía la oportunidad de dar un golpe de autoridad derrotando al segundo y demostrando que es el líder indiscutible del grupo. En las gradas una mezcla de chavalines de instituto (donde el club había repartido invitaciones, ya sabéis de donde sacamos las nuestras), juveniles de la tercera edad y tipos de esos con edad para tener un Seat León pero a los que yo no confiaría ni un auto de choque. Además algunos matrimonios de mediana edad, con más pinta de misa de domingo que de tarde (desapacible) de “fúrgol”. Tres parejas de este tipo se sentaron delante de nosotros. Ellas con abrigo de pieles hasta los pies y taconazos. Ellos con abrigo de cuero y farias: dos se decantaban por la gomina, el peinado del otro era algo así como el casco de Darth Vader hecho de rizos. Dorami estaba fascinada, se pasó la primera parte prestándoles más atención a ellos que al partido, lo que por otra parte tampoco me extraña demasiado. Y es que desde que empezó el partido se vio por donde iban a ir los tiros: los del Tomelloso ni se bajan del autobús, lo aparcan en medio de su campo y se dedican a destrozar el juego del Toledo a base de patadón y tentetieso. El árbitro, incomprensiblemente, les ayuda en su empeño dejando pasar unas entradas escalofriantes. Los verdiblancos, espoleados por su doble condición de locales y favoritos, se muestran más ambiciosos pero no mucho más competentes. Un coñazo, vamos.

Dado que Dorami y yo nos acabábamos de apretar para comer unas fabas con conejo, llegamos al descanso con una sed de camello. Como era la primera vez que pisábamos el Salto del Caballo no teníamos ni idea de donde estaba la cafetería. “Sigamos a la gente”, nos dijimos. Y así lo hicimos: siguiendo a “Lord Vader Pelucón” y sus congéneres subimos hacia los palcos y luego empezamos a bajar por unas escaleras oscuras que parecían llevarnos al infierno de la Regional Preferente (al inframundo futbolístico, vamos). Al final llegamos a una sala abarrotada de gente, con trofeos por las paredes, camareros y canapés. Cuando llegamos a la barra nos llamaron la atención dos cosas: que la gente se estaba poniendo tibia de whisky (yo creía que en los estadios no se servía alcohol) y que allí no pagaba ni Dios. “Será un desagravio del club para agradecernos que vengamos a ver a esta panda de tuercebotas”, comenté yo sin mucha convicción. El caso es que arramblamos con un par de refrescos y unos cuantos “canapeses” y nos largamos antes de que alguien se preguntara quién coño éramos nosotros.

La segunda parte empezó con la misma tónica que la primera. Los manchegos encerrados en su campo y el Toledo atacando con más ímpetu que ideas. El centrocampista toledano David Ruiz descubrió que había un hueco por su banda de la anchura de la Autovía de los Viñedos y allí se centró todo el juego ofensivo de los locales. Pero, claro, no es tan fácil marcar cuando confías todo tu juego ofensivo en centros a la olla, si es más que evidente que David Ruiz no es David Beckham y sus compañeros… como lo diría yo… deben ser todos licenciados, porque, desde luego, la cabeza para rematar no la tienen. Los ánimos del público empezaban a caldearse y el árbitro no hacía demasiado por apaciguar los ánimos, con un arbitraje claramente anti-casero. Creo que lo más suave que le dijeron fue cuando pusieron en duda la honorabilidad de su madre. Había un tío con gorra alzado sobre la valla al que creíamos que le iba a dar un síncope, de cómo estaba de congestionado mientras insultaba al linier. Yo me volví a Dorami y le dije:
- Si alguna vez tenemos un hijo…
- …No lo vamos a traer al fútbol ni de coña – completó ella mi frase, mientras una chiquilla que debía rondar la decena de primaveras le dedicaba al colegiado epítetos que hubieran hecho sonrojarse a un descargador de muelles.

Finalmente, tanto fue el cántaro a la fuente que, a tres minutos del final, en un barullo en el área, Roizo empujó el balón al fondo de las mallas. ¡Gol del Toledo! Salió por fin el Tomelloso de su cueva pero fue inútil, tras un par de sustos en la portería local el árbitro pitó el final del partido. Menos el tío de la gorra, que se quedó chillando y aporreando el túnel de vestuarios, todos nos marchamos muy contentos por la victoria, tarareando el himno de nuestro equipo, que aquí os incluyo por su relevancia como documento antropológico:



Esto sí que es una canción friki y no lo del baile del pañuelo.

jueves, 10 de enero de 2008

Será noticia

Lo primero de todo, feliz año. Estamos ya a día 10 pero, ya que volvimos el lunes de tierras asturianas, no hemos tenido oportunidad de saludaros antes desde el blog.

Como siempre, en otros medios de comunicación, bajo el efecto de los excesos navideños, que producen resaca, somnolencia y, en general, pocas ganas de trabajar, han rellenado los últimos días del año con refritos de programas anteriores que nos venden como un repaso del año que acababa. En Gatos en Carnaval vamos a ser más originales, ya que se han pasado las fechas para ese tipo de recopilaciones vamos a haceros un adelanto de lo que será noticia en este 2008:

Las elecciones generales de marzo, por supuesto. No voy a deciros que daremos amplia cobertura a este acontecimiento; la verdad es que el comportamiento de los políticos actuales no nos produce demasiado interés, más bien hastío y retortijones estomacales. Además el resultado está cantado: Todos los partidos ganan (según dirán sus propios líderes).

En el apartado de comunicación será noticia el primer aniversario de Gatos en Carnaval, blog líder en su sector (todavía no sabemos cual es su sector, estamos buscando uno en el que seamos líderes).

La Eurocopa también atraerá el interés de los medios de comunicación. Tendremos interesantísimos reportajes en la tele a través de los cuales podremos conocer hasta lo que comerán nuestros “furgolistas”, basado en la dieta mediterránea y el jamón de bellota. A partir de esto podremos deducir que dicha dieta es buenísima para el corazón pero que te convierte en un tuercebotas que no es capaz de meterle un gol ni al arco iris. “Pa’” meter goles no hay nada como el codillo, con toda su grasaza, o el tiramisú.

Para consolarnos del fracaso en la Eurocopa animaremos como locos en las Olimpiadas de Pekín a deportistas que compiten en disciplinas que ni sabíamos que existían y cuya contemplación aburriría hasta a un ñu. Todo sea por ganar en algo, aunque sea en curling.

Las noticias del corazón seguirán siendo líderes de audiencia. Los “Tomates” proliferarán como la mala hierba en todas las cadenas. Tres noticias atraerán nuestra atención: la boda de Raquel e Iván, el nacimiento del primer retoño de Rosamary y Juan y, sobre todo, el romance de Carla Bruni con nuestro colaborador de guardia Meteorismo Galáctico. Esta última no sé si ponerla en internacional porque provocará una crisis diplomática entre España y Francia, que esperamos no gestione Moratinos (no sea que Francia acabe bombardeando Valdebernardo).

Pues esto es todo por hoy. Así serán las cosas y así os las hemos contado.

Esperamos que este sea un año estupendo para todos vosotros, nuestros lectores, y para el Mundo (el planeta, no el periódico) en general.