viernes, 30 de marzo de 2007

El frustrante mundo del "si eso"

Hay situaciones que se ven venir, porque son evidentes (e.g.: cuando el cielo se pone encapotado, parece bastante obvio que se acerca una tormenta). Otras, ni son evidentes, ni sen ven venir (e.g.: vas tranquilamente paseando y viene un niño por detrás en bicicleta que te arrasa literalmente). Y, finalmente, hay situaciones del “sí-pero-no” que solamente aquellos que pertenecemos al decepcionante círculo del “si eso” somos capaces de entrever. Cada vez me siento más atrapada por estas últimas, pues mi sensibilidad felina me las permite detectar con bastante rigor. Gramaticalmente hablando, “si eso” podría ser considerada una expresión bien inocente: conjunción condicional y pronombre neutro. El problema no está tanto en la sintaxis, ni siquiera en la semántica, diría yo, sino más bien en la pragmática. En efecto, cualquier expresión que nuestro interlocutor o nosotros mismos iniciemos con un “si eso” conlleva una determinada praxis; a saber, la del dejar pasar. Me explico con ejemplos: “si eso ya te llamo” (sabes que la llamada nunca se va a producir); “si eso podemos quedar alguna tarde de éstas para tomar un café” (el café puede criar moho, pues nunca se va a tomar); “si eso empieza tú que ya luego te echaré una mano” (ni una mano, ni dos…). El que lo dice se queda tan tranquilo (va a llamar, si eso). El que lo escucha se queda tan feliz (aumenta hasta su ritmo cardiaco esperando la llamada). Sin embargo, los que somos “si-esos” –que no siesos- (es decir, especialistas en el mundo del “si eso”) hemos dejado de tener la conciencia tranquila por tener la conciencia tranquila y ya no padecemos de taquicardia. Es tan frustrante como saber, desde el principio de la película, que Bruce Willis está muerto. Por cierto, estas vacaciones de Semana Santa si eso…

lunes, 26 de marzo de 2007

La mala educación

Hoy pensaba escribir sobre La mala educación, la película de Almodóvar, pero, dado que no la he visto y que si comento dos películas seguidas me van a decir que este parece un blog sobre cine, voy a olvidarme de ella.

Como de algo tendré que hablar voy a informaros de que el domingo Dorami y yo estuvimos comiendo cocido en casa de unos amigos (por cierto muy rico, aunque Carlos, el cocinero y anfitrión, insistía en que le había quedado demasiado deshecho). Dado que todos los asistentes, exceptuándome a mí, eran profesores de secundaria, la conversación derivó (inevitablemente) al tema de la enseñanza.

Resulta triste encontrar gente con tanta vocación (prueba de ello es que les resulta casi imposible desconectar de su trabajo, para mi desgracia) pero que tiene una visión tan descorazonadora de la situación actual y las perspectivas de su trabajo. Se quejan de la violencia en las aulas, del poco respeto que sienten por ellos sus alumnos (un reflejo de lo que piensan sus padres), del bajísimo nivel de conocimientos que se les exige a los alumnos y de que estos, finalmente, aprenden todavía menos… Algunos chavales, incluso, llegan a Bachillerato sin saber escribir; vamos, no es que sean analfabetos, pero son incapaces de expresarse por escrito con un mínimo de coherencia y lo poco que son capaces de escribir no se entiende debido a unas faltas de ortografía terroríficas. Han ido pasando cursos aprovechando un sistema en el que el profesor que suspende es un profesor que se está buscando líos: con los propios alumnos, con sus padres, ¡con la Inspección de Educación!... Y seguirán pasando cursos y llegarán a la Universidad porque esta dinámica perversa se mantiene.

Hay quien se consuela pensando que en la Universidad, que es un entorno más impersonal, les impondrán un nivel de exigencia que les impedirá ir más allá. Yo no soy tan optimista. Con el descenso de la natalidad y la proliferación de universidades que estamos viviendo en los últimos años, cada vez habrá más dificultades para llenar las clases de las facultades. Las universidades que mantengan un alto nivel de exigencia se van a ver cada vez con menos alumnos frente a las que garanticen el título (que, no nos engañemos, es a por lo que va el 99% de la gente que acude a la Universidad). ¿Qué harán? Bajar el nivel, pues, al fin y al cabo, su negocio se basa en el alumnado. Así pues nos vamos a encontrar con una generación de ignorantes titulados en el lugar que correspondería a la élite intelectual del país.

¡Estamos jugándonos el futuro de España en nuestras aulas! ¿Cuándo los políticos se van a dar cuenta de que este SÍ es un tema de Estado? Pero ellos se dedican a acumular una reforma educativa sobre otra que, de momento, parecen llevarnos cada vez a peor. ¡Llevamos cinco reformas educativas entre los cuatro gobiernos de la Democracia! ¿Cómo puede ser eso?

Una de nuestras amigas afirmó que la decadencia de la Educación no solo estaba sucediendo en España, sino en todos los países de nuestro entorno, y que esto es debido a que a los políticos no les interesa arreglar la situación porque unos ciudadanos ignorantes son unos ciudadanos fácilmente manipulables. A mí me gustaría poder desechar esto como una teoría conspiratoria paranoica pero, al ver como los políticos parecen preocuparse por chorradas, abandonan la educación y se lanzan a controlar los medios de comunicación, siento no poder hacerlo. Me estaría engañando a mí mismo.

P.D.: El martes pasado la madre y la hermana de un alumno agredieron al director del instituto de Villacañas (Toledo). Parece que estos ataques pasan cada vez más desapercibidos. ¿Son ya tan comunes que han dejado de ser noticia?

viernes, 23 de marzo de 2007

The Host (y Sophie Scholl, por el mismo precio)

The Host es uno de esos fenómenos extraños que se cuelan en nuestras pantallas. Entre tanta americanada, no está de más saber que en otros países también se hace cine. En este caso en Corea del Sur. Sí, sí, Corea del Sur, habéis leído bien. Yo también pensaba que era norteamericana, debido al título en inglés (¿alguien puede explicarme el sentido de ponerle un título en inglés a una película coreana?) y al bombardeo televisivo que la promociona. Luego, tras echarle un vistazo a la ficha de la película, ya vi su nacionalidad y caí en la cuenta de que su director, Joon-Ho (no confundir con John Woo), era también el de una película que me había gustado mucho, Crónica de un asesino en serie.

Pues bien, a Joon-Ho le ha pasado un poco como a Fesser con El milagro de P. Tinto y Mortadelo y Filemón, una genial, la otra una mierda. Bueno, no es exactamente así: Crónica de un asesino en serie es un peliculón y The Host, aunque se queda bastante lejos de esta clasificación, solo es una peliculilla entretenida, que se puede ver (lo cual, pensándolo bien, ya es bastante en los tiempos que corren). Nada que ver con Alien, una obra maestra, o Tiburón, una película que marcó una época; diga lo que diga la publicidad.

¿De qué va la película? Bueno, pues en la mejor tradición de la historieta de superhéroes, un vertido de un cóctel de productos químicos altamente contaminantes llega hasta el río Han. El ser afectado, naturalmente, solo podría convertirse en un heroico mutante con “bizarros” poderes que lucha por un mundo que lo odia y teme o, como segunda opción, en un horrendo “mostruo” devorador de hombres. En este caso tenemos la segunda opción. El horrible ser adopta como cazadero las orillas del Han y nadie, ni el ejército, ni la policía, puede detenerlo. Solo una familia que tiene un puesto de comida en un parque a orillas del río podrá enfrentarse al monstruo.

Los efectos especiales, fundamentales en una película de este estilo, sin ser a lo que nos tiene “Jólivud” acostumbrados, cumplen con su cometido. Me gustan especialmente los movimientos del monstruo, sobre todo lo patoso que es en tierra. En cuanto a los actores, hacen un trabajo bastante creíble, y la dirección es impecable. Aunque el guión no consigue mantener la tensión a lo largo de toda la película, la mezcla de momentos de tensión, sustos, humor negro y un cierto tono autoparódico resulta entretenida. El único “pero” que se le puede poner son algunas incongruencias, sobre todo en la última parte de la película.

En fin, una película aceptable que puedes ver si tienes ganas de ir al cine a ver una película con la que no tengas que pensar mucho. Si no es ese tu caso, puedes esperar tranquilamente a verla en DVD.

Aquí os dejo la web oficial de la película.

Por cierto, hablando de “pilículas” en DVD, os voy a recomendar una para disfrutar en la intimidad de vuestro hogar, Sophie Scholl (no, no es porno). Parece que últimamente el cine alemán nos está dando bastantes alegrías, con títulos como El hundimiento o La vida de los otros. Sophie Scholl merece un puesto entre ellas, a pesar de haber pasado casi desapercibida en su estreno en España. Mi churri y yo la estuvimos viendo este martes en el “cineclú” y, aunque dura, me pareció una película interesante y muy bien hecha.

lunes, 19 de marzo de 2007

Interrogantes esenciales de mi ser en el mundo


Quiero comentar algunos de los interrogantes esenciales de mi vida cotidiana. El objetivo de esta reflexión tan íntima que comparto públicamente no es tanto que me sugiráis alguna posible respuesta (que será bienvenida), cuanto que me podáis tranquilizar con sensaciones más o menos empáticas. Ahí va, pues: ¿por qué bajo el volumen de la radio cuando me dispongo a aparcar el coche? ¿Por qué saludo a la gente que me cruzo en la escalera de un portal y no a la gente que me cruzo en las escaleras de un hospital, de una biblioteca, de un centro comercial o de un manicomio? ¿Por qué no tengo reparos en pasar la noche con un desconocido en un autobús, con el que comparto asientos, ronquidos e incluso hombro, y sí en compartir una noche de hotel, donde las camas están más separadas? ¿Por qué cuando me identifico digo que “soy yo”, cuando todo el mundo se llama exactamente igual? ¿Por qué cuando llego a casa lo primero que hago es encender la tele aunque no le haga ni caso? ¿Por qué tengo la sensación de que los mosquitos siempre me pican a mí –por cierto, dónde se meten estos bichos en invierno?¿Por qué soy incapaz de sobrevivir sin post-it de múltiples colores que voy dejando por doquier? Y lo más importante de todo: ¿por qué cuando subo unas escaleras siempre voy delante de mi “chati”?

lunes, 12 de marzo de 2007

Las Jornadas Rito-Gastronómicas de la Matanza de El Burgo de Osma

El pasado fin de semana, aprovechando que habíamos quedado con unos amigos para ir el domingo a las Jornadas de la Matanza de El Burgo de Osma, Dorami y yo pasamos en este pueblo soriano el fin de semana.

Tras unas tres horas de viaje desde Toledo (contando con parada en Madrid, en casa de mis padres, para coger su cámara fotográfica) llegamos al Burgo. Nos alojábamos en el hostal Mayor 71, en una habitación con vistas al Palacio Episcopal. El hostal me lo recomendó mi excompañero (y sin embargo amigo) David. No es lo que se dice barato (estamos en temporada alta a causa de lo de la matanza), pero es muy nuevo, está muy limpio, las camas son muy cómodas (odio las camas demasiado blandas) y la situación es inmejorable.

Antes de comer estuvimos dando un paseo por el pueblo. Fundamental, desde mi punto de vista: desde el otro lado del río Ucero, donde se puede ver una preciosa panorámica de las murallas y la catedral; atravesamos la puerta de San Miguel para llegar a la plaza de la Catedral y, desde allí, tomamos la calle Mayor, una calle con soportales a uno de los lados y mucho encanto, hasta la plaza Mayor, donde encontraremos el ayuntamiento y la oficina de turismo. Esta se encuentra ubicada en un antiguo hospital barroco reconvertido en centro cultural, la oficina de turismo está en la capilla, con su altar y todo.

Para tomar el aperitivo ningún sitio mejor que el Circulo Católico, donde se pueden comer los mejores torreznos del Burgo (y eso es mucho decir). Y además consigues indulgencias con cada torrezno que comes (esto no lo tengo confirmado).

Después de comer marchamos hasta Muriel de la Fuente, a unos treinta minutos del Burgo. Allí se nos unieron Ana, Cristina y Ramón, con los que dimos un paseo hasta el nacimiento del río Abión. Es un sitio muy bonito, la lástima es que el río baja con muy poco agua.

Vuelta al Burgo y cena a base de especialidades no porcinas (el día grande del cerdo era el domingo). Tras dejar a nuestros compañeros en el hostal, Dorami y yo nos dirigimos a un local que habíamos visto antes y que tenía bastante ambientillo: el Palacio del Virrey ¡Craso error! Nos pedimos un par de copas y nos metieron un garrafonazo infame. Si el virrey Palafox, que era uno de los virreyes de la antigua América española, gente recia y poco amiga de andarse con bromas en lo que a la honra y al alcohol atañen, viera lo que hacen en su local, allí rodarían cabezas.

Al día siguiente, para hacer hambre para la comida, nos dirigimos al cañón del río Lobos. La ruta por el cañón tiene algo más de 20 kilómetros, pero nosotros solo nos adentramos 3 ó 4, el cerdo nos esperaba. Además subimos a un mirador desde el que se tiene una extraordinaria panorámica sobre la entrada del cañon.

Y por fin, la comida. Allí se nos unió el resto del grupo. A continuación el menú, para que os hagáis una idea:

- Entrantes: jamón ibérico, lomo ibérico, torreznos, costillas en aceite, chorizo frito, morcilla de arroz, manitas guisadas, lengua empiñonada, pastel de sesos y verduras, mollejas con setas, ensalada de oreja y revuelto matancero.
- Entonantes: alubias pintas del Burgo o caldo y sorbete al cava.
- Terceros: cochinillo asado, jarrete con verduras, jamón asado con pasas y lomo escabechado.
- Postres: naranja, helado de limón, milhojas y pastel de manzana.

Aclaro que no es a elegir, te ponen todos los platos a compartir y puedes comer lo que quieras e incluso repetir, si no tienes miedo de morir de un torozón. Todo ello abundantemente regado con un vinillo de Rioja bastante majete, del que no recuerdo el nombre, cosa que me fastidia. Y para terminar café con pastas y chispazo de orujo.

Para bajar la entripada, visitamos la catedral, un edificio que acumula desde resto románicos a una parte neoclásica, pasando por el Gótico, el Renacimiento y el Barroco. Y allí terminó el fin de semana, bueno eso sin contar la vuelta y el atasco de entrada a Madrid. Nos quedan muchas cosas que ver en la Tierra del Burgo: no solo un montón de posibles rutas de senderismo, sino también yacimientos arquelógicos, como los de Uxama y Tiermes, la ermita prerrománica de San Baudelio, el castillo de Gormaz, el pueblo amurallado de Rello, las iglesias románicas de San Esteban de Gormaz… Bueno, para el año que viene, en unas nuevas Jornadas Rito-Gastronómicas de la Matanza de El Burgo de Osma.

Para más información sobre El Burgo de Osma y su entorno: Turismo de Soria.
Para más información sobre las Jornadas Rito-Gastronómicas de la Matanza: Hotel Virrey Palafox.

viernes, 9 de marzo de 2007

El Tiemblo

El sábado pasado Dorami y yo estuvimos en El Tiemblo con unos amigos. El Tiemblo es un pueblo de Ávila, a unos 80 kilómetros de Madrid y 90 de la Ciudad Imperial.

Por la mañana estuvimos dando un paseo por el Castañar, un paraje poblado por infinidad de castaños (como su nombre indica). Después de la Guerra Civil, en 1942, fueron talados gran número de árboles varias veces centenarios. De sus tocones han nacido, en estos 65 últimos años, la mayor parte de los actuales. En las zonas más altas aún sobreviven algunos gigantes venerables que llegan a superar los ocho metros de diámetro. Aunque las épocas más apropiadas para visitarlo son, probablemente, la primavera o el otoño, ahora no deja de tener su encanto.


Un buen paseo requiere reponer fuerzas, así que nos dirigimos al embalse del Burguillo, donde en verano se pueden practicar deportes náuticos. Como, a pesar del cambio climático, todavía no hace temperatura para dedicarse a tales menesteres, nos conformamos con unos revueltos de morcilla y unos chuletones en un restaurante colgado sobre la orilla del embalse.

Por la tarde, visita a Las Cruceras, en la desembocadura de uno de los arroyuelos que alimentan el Burguillo. A las fotos me remito:


Por último, antes de regresar a casa, degustamos algunos dulces típicos del lugar (los nunca suficientemente bien ponderados “sequillos”) en casa de los padres de nuestro amigo Carlos, nuestro guía nativo, donde conocimos a Satur, su abuela “roja”, y a Benito, su marido.

En resumen, un buen destino donde pasar un sábado, un domingo o, incluso, un fin de semana, disfrutando de la Naturaleza y la buena mesa. ¿Qué más se puede pedir?

Para más información: Ayuntamiento de El Tiemblo.

martes, 6 de marzo de 2007

Doraemon, el gato cósmico

Entiendo que conocer la forma de pensar de nuestro interlocutor es fundamental para conseguir un satisfactorio proceso de comunicación. Por eso me parece interesante ofreceros vistazos a mi mundo interior (una gran panorámica podría destruir vuestra cordura y quien sabe si vuestra alma inmortal) a través de las grandes influencias que han configurado mi pensamiento. Podría hablaros de Nietzche, de Diógenes, de Perogrullo… pero he preferido empezar por Doraemon (pronúnciese Doraimon).

Doraemon, el gato cósmico, es una de las series japonesas de animación más exitosas y longevas de aquel país (sobrepasa los 1.000 capítulos). Fue creada en 1979, a partir del “manga” del mismo nombre, y se sigue emitiendo en la actualidad.

Su protagonista es Nobita, un niño vago, torpe, mal estudiante, envidioso, rencoroso y un poco pervertido. Tamaño dechado de virtudes terminará provocando que su familia termine viviendo en la más vil miseria. Para evitarlo, su tataranieto, que vive en el siglo XXII, le envía a su robot Doraemon (que es quien da nombre a la serie) para que le ayude y así cambiar el futuro. Doraemon tiene la apariencia de un gato especialmente orondo con un bolsillo cuatridimensional en la barriga del que saca los más variopintos artefactos futuristas, como el gorrocóptero.

La estructura de los capítulos suele ser muy similar: Nobita está triste y lloroso por algún problema, Doraemon le ofrece su ayuda a través de alguno de sus artilugios, Nobita lo utiliza para intentar satisfacer sus más bajos instintos pero los acontecimientos se vuelven contra él y vuelve de nuevo lloroso a Doraemon. Como veis más simple que un cubo. Pero a partir de este sencillo esquema sus creadores han logrado unos dibujos entretenidos, divertidos y llenos de imaginación. En mi opinión, una de las mejores series de animación que podemos ver ahora mismo en televisión.

Para saber más: El sitio de Doraemon.

viernes, 2 de marzo de 2007

La antesala de la felicidad


Prácticamente no he pegado ojo esta noche, las hormigas, no las blancas, sino otras bastantes más inocentes que acompañan todos mis despertares a través de la persiana que ilumina mi alcoba han sido testigo de mi desasosiego nocturno: ¡ya tenemos blog! ¿Cuál es el problema? ¿Por qué el insomnio? Muy sencillo: el problema no está en el “ya”, tampoco en el “blog”, sino en el “tenemos”. Mi chati y yo hemos decidido tomar la decisión más importante de nuestra todavía breve relación: construir un blog conjunto.

Por cierto, y hablando de escribir, tengo que contar algo para inaugurar mi cachito de blog. Quizás un buen comienzo sería un pequeño comentario sobre la felicidad. Desde los orígenes mismos de la historia del pensamiento, el secreto de la felicidad, ha sido objeto de profundas reflexiones. Nos han hablado de autoconocimiento, de placer físico y/o espiritual, de vivir al margen de normas y convenciones sociales. Incluso un tal Diógenes de Sínope nos incita a una viva austera, donde sobra casi todo (incluidos los “Alejandros Magnos” que nos impiden disfrutar del solecito). En fin, hay respuestas para todos los gustos. Recientemente, he leído un libro de Eduardo Punset sobre este tema: El viaje a la felicidad: las nuevas claves científicas. Ediciones Destino, 2005. Para el autor el secreto de la felicidad está en la sala de espera. Ilustra su idea con el comportamiento de su perra, que es mucho más feliz mientras espera la comida que en el propio acto de comer. Ciertamente, son muchas las ocasiones en que nos hace más felices el período en el que esperamos que acontezca aquello que creemos que nos va a hacer felices. ¿Qué pensáis? ¿Puede estar la felicidad en imaginarla? Bueno, yo tengo una matización: esperarte, imaginarte, me hacía feliz. Pero el tenerte, acariciarte, verte, me hace mucho más. Es una cursilada, pero no podía terminar de otra manera… Bueno, esto es sólo una tregua. Prometo maullar más alto.

jueves, 1 de marzo de 2007

El Parlamento de los Gatos

Venidos de la manzana de al lado o del otro lado de la Ciudad Virtual , los gatos saltan por los tejados hasta llegar a su Parlamento. Aquí se hablará de gatos y de perros, de cine y televisión, de Historia y de histeria, de sexo y violencia, de Filosofía y de Santa Sofía, de tebeos y de lo que hemos oído por ahí, de política… sí, también de política, que para eso estamos en un parlamento.

Adelante, gatas y gatos, perros y esturiones, aquí todos somos iguales cual gatos en Carnaval. Decid lo que pensáis o lo que no pensáis, pero que os hace gracia, que el silencio es la mejor arma de la intolerancia.

¡Ea! ¡Miau!