domingo, 31 de agosto de 2008

Canal Friki

El último artículo sobre nuestra experiencia neoyorkina va a retrasarse debido a un correo que me llegó esta semana pasada. Su remitente era Vladimir Bataller, uno de mis compañeros del grupo de teatro de Industriales, con el que compartí escenario en “Muerte accidental de un anarquista”. Vladi nos manda correos de vez en cuando anunciando que está haciendo monólogos en algún bar, que sale en una serie, que participa en un concurso de actores en Internet… En este caso su correo se debía a Canal Friki, una serie de sketches publicada en una página de Internet. Nos dijo que si nos gustaba se lo recomendásemos a parientes y amigos y si no, a enemigos y familia política. Así que aquí os dejo una de las escenas para que le echéis un vistazo:


Capitulo 23: Flashes. Canal friki
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Por cierto, Vladi es el salido de las gafas y la perilla.

En la página dice que es una serie de friquis y para friquis. Transcurre en una librería de tebeos y cuenta las andanzas de una serie de pirados inspirados en la fauna que pulula por esos lugares: el Marvel-zombi, el DC-maniaco, el fan del hentai, la chica friqui, el dependiente borde… Como yo suelo frecuentar ese tipo de ecosistemas (soy coleccionista compulsivo de tebeos y jugador de rol en paro), conozco varios especímenes de este tipo y me resulta familiar su universo. Por eso, aunque a mí me han divertido sus chorradas, no sé si gente digamos más normal le encontrará la gracia. Aunque, según los chicos de Canal Friki, todos somos friquis: “Todo aquel con una afición, interés, curiosidad, hobby (o hobbit) es un Friki”. “¡Oh, cielos! ¿Soy yo un friqui?”, os preguntaréis. Nada más fácil de comprobar con la ayuda del test Voight-Friki:

CAPITULO 30: EL FRIKITEST. CANAL FRIKI
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Para el que no lo sepa, Bonzo Madrid es uno de los personajes de la novela de Orson Scott Card “El juego de Ender” (no, no he tenido que mirarlo).

Si el resultado de vuestro test es positivo, bienvenido a la Hermandad. Esta es la dirección de Canal Friki, donde puedes ver todos sus episodios. Si no, debes ser consciente de que perteneces a un colectivo cada vez más pequeño, una especie en vías de extinción:

Capitulo 15. Canal friki. El ultimo hombre normal V2.
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jueves, 28 de agosto de 2008

Gotham

Tras una pausa para hablaros de la última película de Batman, vamos a retomar el tema del verano: Nuestro viaje a Nueva York. Gotham es otro de los sobrenombres con los que se conoce a esta ciudad. Fue un término acuñado por Washington Irving, al parecer tomándolo de la ciudad inglesa de Gotam, cuyos habitantes tenían fama de locos. Si sois aficionados a los tebeos de superhéroes o habéis visto la película de la que hablé en el artículo anterior, también sabréis que es la ciudad ficticia en la que se desarrollan las aventuras de Batman. Según el autor de historietas Frank Miller, creador de Sin City, tanto Metrópolis, la ciudad de Supermán, como Gotham se inspiran en Nueva York, pero mientras Metrópolis refleja el aspecto más, digamos, luminoso de la ciudad, Gotham es su vertiente más oscura, la de la pobreza, los “freaks”, que pueblan la galería de enemigos del Señor de la Noche, y la criminalidad desbocada. Hay que puntualizar que, aunque en los años 80 y principios de los 90, sobre todo debido a la llamada “epidemia del crack”, el índice de criminalidad se disparó, en la actualidad Nueva York es una de las ciudades más seguras de Norteamérica. Claro que esto se ha conseguido a base de convertir la ciudad en un auténtico estado policial. La Policía es omnipresente, al menos en Manhattan. No resulta extraño toparse con grupos de seis u ocho agentes en cualquier esquina, encontrar policías con casco, chaleco antibalas y fusiles de asalto o ver auténticas caravanas de vehículos policiales atravesar la ciudad a toda velocidad con las sirenas encendidas.

Una vez que he vuelto a reafirmar mi friquismo y ya que hemos quedado en que Gotham está inspirada en la Nueva York más oscura, en este artículo os voy a hablar de la vida nocturna de la ciudad (al menos de lo que vimos nosotros) así como de otras cosas que se me vayan ocurriendo a raíz de este tema.

La zona que más nos gustó a nosotros para salir fue la de Greenwich Village o, como la llaman los neoyorkinos, The Village. Allí tenéis multitud de restaurantes y bares en los que cenar y luego tomar una copa, quizá disfrutando de música en directo o, si vuestro nivel de inglés os lo permite, de alguna actuación. Dentro del Village los bares y restaurantes se concentran en Bleecker Street y las calles de los alrededores. Nuestro restaurante preferido era la Trattoria Spaghetto, con un buen servicio y una comida excelente a un precio bastante razonable. El único problema es que no aceptan tarjeta de crédito. Además, enfrente está Grom, una heladería que tiene la reputación de ser una de las mejores de la ciudad. Después de cenar unos ñoquis, te puedes comprar un helado en Grom e ir a comertelo al parquecillo que hay enfrente, donde suele haber músicos que te amenizan el postre. Después, si quieres una “esperiencia” americana total, puedes irte a tomar una copa o una cerveza a la Village Tavern, donde puedes seguir la jornada “beisbolística” (por las fechas que nosotros estuvimos en Nueva York, la única temporada que había arrancado era la de béisbol) en sus siete televisores sintonizados en tres canales distintos. Esto de tener una porrada de televisiones es típico de los bares neoyorkinos: En el Celtic Pub, del que más tarde hablaré, contamos once pantallas solo en el bar.

Aunque nosotros preferimos el Village, por lo que vimos, la zona más de moda es el Meat Packing District, un barrio inclasificable al sur de Chelsea donde los restaurantes, los clubes más pijos y las tiendas más exclusivas de moda se mezclan con naves industriales ruinosas. Una de estas industrias, un poco más al norte, ya en Chelsea, una antigua fábrica de Nabisco donde se fabricaron por primera vez las galletas Oreo, ha sido rehabilitada para convertirla en un centro comercial y de negocios. Este es uno de los edificios de Nueva York que más me gustaron: La mezcla de la antigua arquitectura industrial con los nuevos locales está extraordinariamente bien conseguida. Otro motivo por el que podéis visitar Chelsea es por las galerías de arte, donde podéis ver lo último en arte contemporáneo.

Otra zona que también destaca por sus tiendas de moda y sus galerías de arte es el SoHo. A decir verdad a mí me gustó más que Chelsea, en parte por su arquitectura peculiar, con esos edificios con fachada de estructura de fundición. También porque las tiendas de ropa son más normales y en sus precios no se han colado ceros de más, como pasa en Meat Packing. Entre las galerías de arte destacaría Animazing Gallery, especializada en arte derivado de la historieta y la animación, donde estuvimos hablando sobre Batman, el Joker y Harley Quinn con una de las de la galería que quería venderme un Alex Ross.

Si vais al SoHo y os apetece comer podéis acercaros a Little Italy. Este barrio se reduce en la actualidad prácticamente a la calle Mulberry. Little Italy no tiene ningún interés fuera de las horas de comida, que es abundante, sabrosa y a buen precio, ya que se reduce básicamente a un restaurante italiano tras otro. Bueno, lo de abundante casi es redundante al hablar de comida en Nueva York: Las raciones suelen oscilar entre lo grande y lo desmesurado para lo que estamos acostumbrados en España. No me extraña que estén tan gordos; pero gordos, gordos. Cualquier gordo gordísimo que vosotros conozcáis aquí, en España, pasaría absolutamente desapercibido en una calle de Nueva York.

El vecino Chinatown, que con su expansión ha reducido Little Italy a sus actuales dimensiones, es también un típico sitio para comer. No solo hay comida china sino que hay también restaurantes de otras nacionalidades del sudeste asiático. Por otra parte, el atractivo de la zona reside en lo exóticas que sus calles resultan para el occidental, parece como si estuvieras en Pekín o Sanghái.

De todas formas, si vais a Nueva York no vais a tener problemas para encontrar donde comer. Sales a la calle y huele a comida. En casi todas las esquinas vais a encontrar puestos de perritos calientes y en muchas, además, de kebab y de fruta. Sí, puestos de fruta, además muy buena, algo que nos llamó mucho la atención. Además hay multitud de bares, restaurantes y “delis”, una especie de mini-supermercado donde puedes comprar comida para llevar.

Por último me gustaría comentaros algo sobre el tema de los musicales. Las entradas podéis comprarlas en el propio teatro, a través de algunas páginas de Internet o en las taquillas de TKTS. Estas venden solamente para las funciones de ese día, pero puedes encontrar en ellas entradas con bastante descuento. Hay dos: Una cerca de Times Square, en el corazón del distrito de los teatros, y otra en el South Seaport, una zona comercial en las cercanías del puente de Brooklyn donde, en un viejo muelle rehabilitado, se han instalado bastante tiendas, bares y restaurantes. Por si queréis comer algo al salir del musical podéis hacerlo en alguno de los irlandeses que proliferan por la zona de Times Square. Os recomiendo especialmente el Celtic Pub en la Octava Avenida, entre las calles 45 y 46.

Y hasta aquí hemos llegado por hoy. Pero no os preocupéis: Todavía queda un último artículo con “anézdotas” y “escentricidades” de los americanos que nos llamaron la atención, incluido el relato inédito de mi detención y huida de la policía fronteriza. ¡Libertad o muerte!

sábado, 23 de agosto de 2008

El caballero oscuro

El miércoles, aprovechando que era el día del espectador, quedé en Madrid con mi amigo Ricardo para ir al cine a ver la última de Batman: El caballero oscuro. Ya sé que en el último artículo me despedía diciendo que en el siguiente continuaría hablando sobre nuestras vacaciones en Nueva York, pero voy a hacer aquí un inciso y comentar esta película antes de que todo el mundo la haya visto y esta crítica tenga menos utilidad que un frigorífico para un esquimal.

La película ha pulverizado todos los récords de taquilla en EE.UU. y ha obtenido además excelentes críticas, sobre todo por la actuación de Heath Ledger, el fallecido actor que interpreta al Joker, al que se augura un Óscar en la próxima edición de estos premios.

En mi opinión, sin ser una película que debiera pasar a la historia del cine, es muy buena, posiblemente la mejor película de superhéroes que he visto. Claro que esto tampoco es decir mucho, las buenas películas de superhéroes se pueden contar con los dedos. En primer lugar nos encontramos con un buen guión, lo cual ya es bastante en los tiempos que corren. Un guión complejo pero fácil de seguir; ya estoy harto de películas de superhéroes que consisten en: Tipo se enfunda un traje ridículo; tipo con traje ridículo apalea a varios maleantes; tipo con traje ridículo se enfrenta a tipo malvado y más poderoso que él, pero le vence gracias a que es más listo, su corazón es más puro o, sencillamente, el malo es gilipollas. Se aparta en cierta medida de la línea de los tebeos de Batman, pero teniendo en cuenta que un personaje como Batman, con una historia que se remonta a los años 30, ha pasado por tantos cambios, fases y renovaciones que ya lo reconocería ni la madre que lo parió (bueno, en este caso padre), no creo que sea ningún problema. Hubo alguna cosa que no me terminó de convencer con Harvey Dent y el teniente Gordon (no diré más) pero que no llegan a perjudicar gravemente el guión.

En cuanto al trabajo de los actores, todos están a un buen nivel y realizan un trabajo bastante creíble. Lo que me parece un poco excesivo es el tema del Óscar para Heath Ledger: Primero, faltan cuatro meses para que termine el año y en ese tiempo todavía da tiempo a que se estrenen muchas películas con actuaciones sobrecogedoras e impactantes (lo dudo, pero posible es); segundo, su actuación tampoco es para tanto. Otro tema aparte es el de la protagonista femenina: En varias ocasiones los personajes hablan sobre su lo guapa que es. Señores, ¿Maggie Gyllenhaal, guapa? ¡Si tiene cara de perro pequinés! De todas formas, ¿por qué esa insistencia en su belleza física? Puede ser que Bruce Wayne y Harvey Dent vean en ella otras cualidades que les han llevado a enamorarse: Quizá la muchacha es inteligente o divertida o tiene buen corazón o es una artista del sexo oral… Si la gente solo se enamorara de personas guapas habría muy poco amor en este Mundo.

Dejemos de lado mis onanismos mentales sobre el amor y la belleza y volvamos a la película. La ambientación está bien conseguida, los efectos especiales están espléndidamente realizados y, algo en lo que últimamente están flojeando bastantes películas, las escenas de acción están bastante bien coreografiadas: Sin perder espectacularidad no se convierten en ese batiburrillo confuso en el que últimamente caen demasiadas películas de acción.

En resumen, una película que, sin ser una obra maestra, se ve con interés. Una de las mejores muestras de cine de acción que he visto últimamente.

Por si os interesa, aquí os dejo el enlace a la página oficial de la película y el trailer de la misma:

martes, 19 de agosto de 2008

Metrópolis

Este es nuestro primer artículo tras las vacaciones y, como no podía ser menos, trata sobre el destino de las mismas: La ciudad de Nueva York. El nombre del artículo está cogido del universo superheroico de la editorial DC. Metrópolis es la ciudad de Supermán, de la que se dice que está inspirada en la Gran Manzana. También, por supuesto, una metrópoli es según el diccionario de la R.A.E. una ciudad principal. Y si hay una ciudad que se pueda considerar así es Nueva York.

Lo primero de todo es decir que hemos venido encantados del viaje. Hemos pasado diez días íntegros en Nueva York, que da para eso y más, y lo hemos pasado estupendamente. Al principio estábamos pensando en acercarnos a Filadelfia o a las cataratas del Niágara, pero finalmente lo desestimamos; estábamos demasiado bien en la ciudad y nos quedaban todavía cosas por ver.

En cuanto a consejos turísticos, en el caso en que vayáis a visitar la ciudad, os aconsejo que compréis el City Pass, un cuadernillo con entradas para el MoMA, el Metropolitan, el Guggenheim, el Museo de Ciencias Naturales, el Empire State y un crucero de un par de horas a elegir entre varias posibilidades. Aunque no vayas a alguno de estos sitios, aun así te sale rentable, además de poder saltarte alguna que otra cola.

El primer museo en el que estuvimos fue el MoMA. Debido a que el curso que viene tengo la asignatura de Arte Contemporáneo en la UNED, arrastre a la pobre Dorami por todas las salas de pintura del museo: las del quinto piso son bastante interesantes, las del cuarto (para mi gusto y el de mi churri) casi completamente prescindibles. Además estuvimos en una exposición temporal muy curiosa sobre Dalí y el cine.

El segundo museo en el que estuvimos fue el Guggenheim. Este nos decepcionó bastante. Aunque hay que reconocer que el propio edificio es interesante, el contenido no estuvo a la altura. Está en obras, así que gran parte de la exposición permanente no está a la vista. Lo mejor: una exposición sobre los primeros años de Kandinsky y una exposición sobre la pintura en la Nueva York de los años 40. Lo peor: la exposición temporal sobre Louise Bourgeois que ocupaba la gran sala en espiral que forma el corazón del museo. Esta exposición se podría resumir a partir de dos de sus obras: Una especie de plasta marrón y una suerte de brocheta con varios cubitos de colores pinchados en un palo. El que quiera entender que entienda.

El último de los grandes museos en el que estuvimos fue el Metropolitan, que es un museo de dimensiones monstruosas. Nosotros solamente vimos el ala con la pintura europea del siglo XIX y una exposición sobre Turner y estuvimos allí toda la mañana. Además tiene salas de arte egipcio (hay incluso un pequeño templo en el interior del museo), griego, romano, medieval, moderno, americano, del siglo XX… Podríamos haber pasado allí los diez días que estuvimos en la ciudad y seguro que nos quedarían cosas por ver. Por la tarde nos acercamos a los Claustros, una dependencia del Metropolitan situada en la parte alta de Manhattan formada por la unión de cuatro claustros medievales franceses y una capilla española. Es una especie de “edificio Frankenstein”, pero resulta muy agradable por su ambiente, por los escasos turistas que lo visitan comparado con el Met, por las obras de arte medieval que se encuentran en su interior, entre los que destacan un par de libros de horas bajomedievales, y por su situación en un parque a orillas del Hudson frente a los bosques de Nueva Jersey.

Si os gusta el Arte tampoco podéis perderos la colección Frick. El tal Frick era un viejo cabrón con tan poca sensibilidad hacia sus semejantes como tanta para el Arte. Reunió una amplia colección privada de pintura y escultura que ahora se puede visitar en su mansión. La colección es pequeña, se puede ver tranquilamente en un par de horas, pero selecta: Tienen tres Vermeer, un Velázquez, varios Goya, Holbein, Greco, Turner, Whistler… Son además obras que no veréis fuera de allí, pues en su testamento estableció que ninguna de ellas podía abandonar la mansión.

En cuanto al crucero del que os hablaba en lo del City Pass, había varios para elegir, entre ellos uno a la Estatua de la Libertad y la isla de Ellis. Nosotros no hicimos ese, ya que, por lo visto, hay bastantes restricciones para subir a la Estatua, sino uno que salía a las siete de la tarde y terminaba a las nueve de la noche, con lo que veías Manhattan al caer la tarde y al principio de la noche, cuando se habían iluminado ya todos los edificios. Espectacular. También elegimos ese momento del día para cruzar andando el puente de Brooklyn: es un paseo de media hora desde este barrio hasta Manhattan viendo el ambientillo de la gente que vuelve a casa tras el curro y como los edificios se van iluminando al acercarse las horas de oscuridad. Otros paseos muy recomendables son los de Battery Park, frente a Nueva Jersey, y el de Brooklyn Heights, desde donde se ve Manhattan desde el otro lado del East River.

Intentamos también subir al Empire State al atardecer, pero, debido a las monstruosas colas que se forman para subir a este edificio, llegamos al mirador del piso 86 de noche. De todas formas, nosotros que ya llevábamos varios días en la ciudad, lo identificamos todo perfectamente con la ayuda de la audioguía incluida con el City Pass. Y, por lo menos para mi gusto, la vista de Nueva York es más bonita de noche que de día.

Y si vais, sobre todo pasead, pasead mucho. Solo así podréis sacarle todo el jugo a esta ciudad grandiosa y sorprendente. Una mezcla de gente de todos los países y razas que no encontraréis en otro lugar del mundo. Disfrutad de su arquitectura, sorprendentemente armoniosa, donde se mezclan rascacielos de inspiración románica, gótica, renacentista o puro acero y cristal, con edificios oficiales neoclásicos e iglesias neogóticas. Estas nos llamaron especialmente la atención. Además de la catedral católica de San Patricio o de San Juan el Divino, el edificio gótico más grande del Mundo, hay muchas otras pequeñas joyas entre los rascacielos: Santo Tomás, en la Quinta Avenida, muy cerca de San Patricio, la Trinidad en Wall Street, St. Mary the Virgin en la 47th, entre la 6ª y la 7ª…

Y aquí lo dejamos por el momento. Volveremos en unos días para continuar hablando de más cosas de Nueva York. Si tenéis alguna duda, hacednos un comentario y estaremos encantados de contestaros.