lunes, 26 de noviembre de 2007

Truchas a la riojana

Hace un par de fines de semana recibimos la visita en nuestra humilde morada de nuestra amiga Sefi. Esperamos devolvérsela el próximo año para los Carnavales del pueblo en el que vive, Villarrobledo. El viernes, cuando llegó, preparé una de mis especialidades (aunque he de reconocer que no es de los días en que mejor me quedó): las truchas a la riojana.

Las truchas a la riojana es un plato fácil y rápido de preparar, además se puede hacer algunos días antes y calentarlo cuando se vaya a comer. Como sé que muchas de vosotras, amigas, tenéis una agitada vida social pero, al mismo tiempo deseáis una alimentación sana y sabrosa para vuestra familia, os voy a dar su receta.

Ingredientes:
- Truchas
- Harina (hay una harina especial para rebozar pescado que es con la que mejor queda)
- Taquitos de jamón
- Alcaparras
- Pimiento colorado (yo los uso de lata)
- Aceite

Elaboración:
Rebozáis las truchas y las freís ligeramente (si vais a comeros el plato inmediatamente después de hacerlo las podéis pasar un poco más). En ese mismo aceite freís los taquitos de jamón. Una vez que estén hechos los apartáis y volvéis a echar las truchas en la sartén. Sobre ellas colocáis el jamón, las alcaparras y los pimientos cortados en tiras. Le podéis echar el liquidillo que queda en la lata de los pimientos o un poco de agua. Dejáis que haga “chup-chup” durante unos cinco minutos, aproximadamente y… “voila!”: truchas a la riojana.

Podéis hacerlo también con otros peces muertos. A mí me gusta con trucha porque el jamón, las alcaparras y el pimiento le dan otro aire a un pescado que es más bien sosaino.

Por último, una recomendación musical. Si, como a mí, os gusta cocinar con música, aquí os dejo una canción muy apropiada para este plato: Experto en cocina marítima, de Kiko Veneno (he buscado experto en cocina fluvial, que sería aun más adecuada, pero no la he encontrado):



“No me importa que sea fuego o vitroceramicá,
yo cocino mejor que el Arguiñano, y mejor que toa España…”

jueves, 15 de noviembre de 2007

Teruel-Albarracín-Cuenca

Siguiendo la tónica del “pollo tomatero” hoy nos tocaría hablar de la separación (perdón, cese temporal de la convivencia) de la Infanta y Marichalar. Como a mí la vida de pareja de la gente que sale en la tele no me importa demasiado, voy a dedicar este artículo a la mía (que probablemente no le importe a la Infanta). En concreto os voy a hablar de los dos fines de semana pasados, en los que hemos hecho sendos viajes, a caballo sobre el sistema Ibérico. Hace dos fines de semana en la vertiente oriental, en Albarracín, y el pasado en la occidental, en Cuenca.

En Albarracín estuvimos con un grupo de amigos: Raquel, Iván y Marramiau, una de nuestras corresponsales habituales (y a la que he tomado prestadas algunas fotos), junto con su chico y dos amigas. Al principio el viaje lo empezamos a preparar Dorami y yo y posteriormente se fue sumando gente. Esto hizo que nos tuviéramos que alojar dispersos por el pueblo. Nosotros nos hospedamos en un hostalito llamado Casa de Oria, muy barato y coquetón, ya en el Arrabal pero muy cerca del centro del pueblo y del Molino del Gato, lugar de marcha por excelencia de Albarracín. El pueblo y sus alrededores son preciosos. Si vais, no dejéis de subir a la muralla, desde donde se divisa una panorámica impresionante de Albarracín desde las alturas: agazapado, en forma de media luna sobre la roca que forma el meandro del río. Otro paseo muy recomendable es el del río, en el que sigues su curso viendo la población desde abajo. Además nosotros estuvimos viendo varios abrigos con pinturas rupestres que hay en las cercanías. No os esperéis ninguna maravilla, los “prehistóricos” esos no eran precisamente Carlos Pacheco. Pero si vais en la misma época que nosotros pillaréis el otoño en todo su esplendor. Rojos, amarillos, ocres, verdes… se mezclan en la vegetación. Solo eso ya hace que el paseo merezca la pena.

Aprovechando que estábamos a tiro de piedra de Teruel marchamos un día hasta allí. Es una ciudad pequeñaja pero muy bonita. Lo mejor, para mí, es el techo de la Catedral: Capilla Sixtina del arte mozárabe, lo llaman. La iglesia que hay junto al mausoleo de los Amantes y las torres mozárabes también merecen la pena. Algo que me sorprendió: no conocía el patrimonio modernista de Teruel. Un aliciente más para la visita.

Vamos, que volvimos muy contentos de ese fin de semana, tanto por los lugares que habíamos visitado como por la grata compañía. Aun nos quedan lugares por conocer en la zona, como Rubielos de Mora y Mora de Rubielos, así que esperamos volver en el futuro.

El fin de semana pasado volvimos a coger carretera. El viaje era el regalo de cumpleaños de Dorami. Así que la preparé un fin de semana romántico. Y, ¿qué lugar más romántico que Cuenca? Podríais decir que París, Venecia… pero al que se le ocurra irle con esas a Dorami, le corto la lengua. Pues eso, Cuenca. Nos alojamos en la Posada de San José : un sitio precioso en el Casco Antiguo, junto a la Catedral. Abríamos la ventana y teníamos unas vistas impresionantes de la Hoz del Huecar y el convento de San Pablo, el Parador de Turismo de la ciudad. Estuvimos callejeando, visitamos la catedral y también el Museo Nacional de Arte “Abstrazto”. El Museo está en las casas colgadas, espléndidamente integrado con el entorno, solo el edificio ya merece una visita. En cuanto al contenido, bien… hay cosas buenas, otras interesantes, otras que no hay por donde cogerlas y otras que, en mi modesta opinión (debo ser un inculto), son una tomadura de pelo. Para comer dos sitios muy diferentes: El Figón del Huecar, un restaurante muy “pitiflús” pero donde se come muy bien, ya recomendado por Antares en su blog, y la Bodeguilla de Basilio, un sitio donde te pides tres vinos y sales cenado, a base de la tapa que te ponen con la consumición, por nueve euros. Eso sí, en cuanto al vino yo me pediría, por ejemplo, un Torre de Gazate. El vino de la casa es solo un poco más barato y es bastante mediocre.

Este fin de semana, en cambio, nos quedamos en casa. Aprovecharemos que son en Toledo las Jornadas de la Tapa para hacer un poco de turismo gastronómico en nuestra ciudad. Yo ya he probado esta mañana, en el desayuno, la vieira glaseada con cebolla aromatizada en costra de pimentón dulce, del Museo de los Productos de Castilla-La Mancha. Cosa rica.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Duelo de titanes

Esta semana he estado lunes, martes y miércoles en Madrid, en un curso. Aprovechando mi visita a la capital del Reino he quedado con varios amigos: Ricardo, Belén, Emilio, Antonio, otro Ricardo, Felicia (con la que me encontré en el edificio donde daba el curso) y uno de los colaboradores habituales de este blog, el sin par Antares.

Antares y yo estuvimos tomando unos zumos de cebada en un bar de la calle Argumosa, La Buga del Lobo. Es un sitio simpático y hacen unas croquetas muy ricas. Allí estuvimos hablando de cine, televisión, libros, arte, política… Un verdadero duelo de titanes arbitrado por Lady H, la compañera sentimental de Antares, que nos acompañó en nuestras libaciones.

Para celebrar este encuentro os recomiendo una película que, casualmente, se llama también “Duelo de titanes”. Dirigida por John Sturges y protagonizada por Burt Lancaster y Kirk Douglas, es un "western" que cuenta el enfrentamiento entre Wyatt Earp, sheriff de Dodge City, y la banda de los Clanton. Este enfrentamiento culminará con un duelo en el O.K. Corral entre Earp, sus hermanos y “Doc” Holiday por un lado y los Clanton por el otro.

Otro duelo de titanes es el del siguiente vídeo. Mark Knopfler (en pie y saluden... gracias, pueden sentarse) y Eric “Mano lenta” Clapton tocando Wonderful Tonight mano a mano.



Unos titanes de la música, como Antares y yo lo somos de la necedad (que diría Meteorismo Galáctico).

Y, como no hay dos sin tres, un último duelo de titanes: Superman contra Muhamad Alí. El Más Grande contra el Hombre de Acero.


Frikismo en estado puro, oiga.