Hay situaciones que se ven venir, porque son evidentes (e.g.: cuando el cielo se pone encapotado, parece bastante obvio que se acerca una tormenta). Otras, ni son evidentes, ni sen ven venir (e.g.: vas tranquilamente paseando y viene un niño por detrás en bicicleta que te arrasa literalmente). Y, finalmente, hay situaciones del “sí-pero-no” que solamente aquellos que pertenecemos al decepcionante círculo del “si eso” somos capaces de entrever. Cada vez me siento más atrapada por estas últimas, pues mi sensibilidad felina me las permite detectar con bastante rigor. Gramaticalmente hablando, “si eso” podría ser considerada una expresión bien inocente: conjunción condicional y pronombre neutro. El problema no está tanto en la sintaxis, ni siquiera en la semántica, diría yo, sino más bien en la pragmática. En efecto, cualquier expresión que nuestro interlocutor o nosotros mismos iniciemos con un “si eso” conlleva una determinada praxis; a saber, la del dejar pasar. Me explico con ejemplos: “si eso ya te llamo” (sabes que la llamada nunca se va a producir); “si eso podemos quedar alguna tarde de éstas para tomar un café” (el café puede criar moho, pues nunca se va a tomar); “si eso empieza tú que ya luego te echaré una mano” (ni una mano, ni dos…). El que lo dice se queda tan tranquilo (va a llamar, si eso). El que lo escucha se queda tan feliz (aumenta hasta su ritmo cardiaco esperando la llamada). Sin embargo, los que somos “si-esos” –que no siesos- (es decir, especialistas en el mundo del “si eso”) hemos dejado de tener la conciencia tranquila por tener la conciencia tranquila y ya no padecemos de taquicardia. Es tan frustrante como saber, desde el principio de la película, que Bruce Willis está muerto. Por cierto, estas vacaciones de Semana Santa si eso…
Toledo fotografiado por Luis B. Lluch Garín (I): imágenes de 1949
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El abogado, político, conferenciante, escritor y periodista Luis Bertrán
Lluch Garín nació en Valencia el 26 de agosto de 1907 y falleció en la
misma ciuda...
Hace 3 semanas
2 comentarios:
Vaya… Cuando leí el título del artículo pensé que te referirías a la otra acepción de “si eso”, más que nada porque siempre me estás diciendo que yo soy un “Master del Universo” (y Skeletor) en ese tema.
Para los que no compartan a menudo nuestras fascinantes conversaciones, me explicaré. Pongamos que estamos en Boledo, arriba de las Escaleras, y queremos ir a La Naviera (restaurante recomendable). ¿Cómo ir? Dorami se encamina hacia la izquierda, dispuesta a subir las Tendillas. Entonces yo sugiero: “Si eso podríamos subir por Cardenal Siliceo, que creo que llegaríamos antes”. Vamos, que es un “si eso” que significa “mejor podríamos”, pero expresado de forma elegante (como yo soy) y sin imponer nada a nadie.
Pero este es otro tema y será contado en otra ocasión (o no).
El “si eso” es una expresión tan “estendida” como el “eso es como todo” o esa respuesta oficializada para cuando te preguntan el lunes “¿qué tal estás?”. ¿Adivinas cuál es? ¡Exacto!: “De lunes” (poniendo tono cansino y gesto ceñudo).
El “de lunes” se cambia por “de viernes” en tan gozosa jornada (cambiando también el tono y el gesto para mostrar un gozo incontenible).
¿Y qué me decís de esa otra respuesta estándar cuando a uno le preguntan por sus vacaciones? Parece que a todo el mundo, menos a mí, le parecen cortas.
Expresiones equivalentes a las que comienzan con “si eso” son esas de “tenemos que”. Cuando decimos efusivamente “tenemos que quedar un día” indicamos lo mismo que Dorami explica con el “si eso quedamos un día”.
¡Qué bonita es la hipocresía social! ¿Qué sería de nosotros si todos dijésemos en cada momento aquello que realmente sentimos? Sería terrorífico y, además, acabaríamos arrepentidos de tan desbocada sinceridad.
Yo mismo reconozco que más de una vez he quedado con desgana con algún amigo o he ido con total inapetencia a alguna boda y, al final, lo he pasado bien. Es cierto que también me ha ocurrido lo contrario pero ¡qué le vamos a hacer! como no tenemos el poder de predecir el futuro, yo prefiero ser falsamente cordial que verdaderamente hiriente.
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