domingo, 25 de enero de 2009

La coronación de Obama

Tras largos días de preparativos y propaganda, en los que dieron la barrila a base de bien con el evento, al que, incluso, algunos avispados sorteaban viajes, por fin llegó el día de la coronación de Obama. Digo coronación y digo bien: eso no fue una toma de posesión; yo soy funcionario, he tomado posesión en tres ocasiones de tres puestos distintos y a mí nunca me han montado nada ni remotamente semejante a ese circo. La última vez mi toma de posesión consistió en que pasé por Personal, apuntaron mi nombre en el margen de un papelote y me dijeron que ya me podía ir, que me mandarían mis papeles por correo interno. Lo mismito que lo de Obama, vamos.

Se decía que dos millones de personas iban a asistir a los distintos actos, la mayor parte al aire libre y con unas temperaturas bajo cero. El que suceda algo así es un síntoma claro de que la gente está muy ilusionada. La situación está muy chunga y hay unos enormes deseos de que las cosas cambien, lo que ha llevado a muchos americanos a depositar todas sus esperanzas en su nuevo presidente. Y no solo los americanos, aquí, en España, por lo que dicen nuestros gobernantes y se escucha en los medios de comunicación, Obama va a resolver todos los problemas del Mundo. Va a pacificar Afganistán, va a conseguir que en Irak haya un gobierno estable, cerrará Guantánamo, pondrá de acuerdo a israelíes y palestinos, acabará con el peligro nuclear en Corea del Norte e Irán, colaborará con los países pobres para que todo niño tenga un pollo en su mesa y un profesor para cada veinte (niños, no pollos), relanzará la economía mundial poniendo fin a la crisis… Me parece que, como dijo el otro día el Gran Wyoming, estamos depositando en el nuevo presidente americano tantas esperanzas como los habitantes de Villar del Río en Mr. Marshall:



El problema es que estamos depositando demasiadas esperanzas en un solo hombre, por muy poderoso que este sea. Un hombre que, además, está limitado por sus obligaciones para con un montón de gente: los primeros, los grandes contribuyentes que le han pagado su campaña; después los votantes americanos, cuyos intereses no tienen porqué coincidir con los del resto del Mundo; las grandes empresas petrolíferas, el complejo industrial-militar norteamericano, el lobby judío de Washington… Al final, me parece que, por muy capaz que sea y por muy buenas intenciones que tenga, Obama va a decepcionar a la mayor parte de la gente. Ya estoy viendo a todos aquellos que le jalean en nuestro país, muchos de ellos antiamericanos furibundos hasta hace cuatro días, dentro de cuatro años como los decepcionados habitantes de Villar del Río:



Quizá lo mejor que le podría pasar al nuevo presidente americano (aunque seguro que él está en desacuerdo conmigo) es que se lo carguen poco después de comenzar su mandato. Como Kennedy, al que le pegaron un tiro y se convirtió en un mito. ¿Quién se acuerda ahora de que fue el responsable del fiasco de Bahía de Cochinos?

Espero equivocarme. De todas formas, el hombre ha entrado con buen pie: desde que es presidente, a mi suegra se le han quitado todos los dolores.

8 comentarios:

Peritoni dijo...

Creo que tienes razón en todo. Y es una pena que no sea una completa realidad, pero para eso hace falta una revolución, y eso no lo veremos en EEUU.

Veremos qué pasa y qué le dejan hacer.

Jajaja dijo...

Peritoni,

Como bien dices, veremos que pasa. En cuanto a lo de la revolución, ¡pufff! No sé como no las apañamos los seres humanos pero la Historia nos demuestra que hay bastantes probabilidades de que el sistema de gobierno que siga a una revolución sea una dictadura. A la Revolución Francesa, por ejemplo, me remito.

Anónimo dijo...

Obama puede hacer cosas muy buenas, pero no tantos como se esperaba. TAnta ilusión va a provocar luego desilusión. Somos demasiado exagerados.

un abrazo.

Meteorismo galáctico dijo...

En los tiempos que corren, y los que llevan corriendo desde hace bastantes años, cualquier cosa bien publicitada puede llegar a ser un fenómeno de masas. Ahí tenemos Gran Hermano sin ir más lejos. Es un programa de lo más simple e insulso, pero lo hacen tan bien que a unos nos encanta y otros lo odian con tanta intensidad que incluso lo ven para poder criticarlo más duramente.

Con Obama ha pasado lo mismo, le han dado tanto bombo que se ha convertido en una estrella antes de hacer nada para brillar (esto me ha quedado divinamente). Yo creo que Barak Obama por sí solo no es nada más que un señor estilizado que habla aceptablemente bien (por lo que dicen algunos, porque yo no he oído ninguno de sus discursos y, aunque los oyera, probablemente no los entendería). Obama es, como casi todos los presidentes, el vértice visible de un entramado enrevesadísimo que pocos entienden, pero la mayoría de la gente, que es casi tan tonta como yo, acaba pensando, tal vez para no perder la esperanza en un mundo mejor, que ese pequeño vértice tiene capacidades taumatúrgicas (palabra pedante de hoy) suficientes para cambiar el mundo con solo mover el dedo.

Aprovecho para saludar afectuosamente a Obama desde esta tribuna que tan amablemente nos brindas, Jajaja.

Hel dijo...

Barak Obama, te recibimos con alegríaaaaaa¡¡¡
Nino na nino....

Suntzu dijo...

Pues ya es algo, ¿no? Suscribo palabra por palabra lo que dices. Mucho bombo y demasidas expectativas para un solo hombre. Y no creo que porque Obama sea presidente, los EE UU sean mejores ni peores. Ni antes eran tan malos ni ahora tan buenos.

Jajaja dijo...

Está visto que este es el artículo del consenso, así que unamos nuestras manos y cantemos al unísono (Hel, marca el inicio):

BARAK OBAMA,
TE RECIBIMOS CON ALEGRÍA,
OLE TU MADRE,
OLE TU PADRE Y OLE MI TÍA.

Juanma dijo...

Totalmente de acuerdo. Yo ya pensé el tema de "Mr. Marshall" cuando veía a todo el pueblo americano tan entusiasmado. Y seguro que acaba siendo como dices. De todas formas es que a los americanos les encanta eso de tener a un "héroe" nacional, ya sea Spiderman, Superman u Obaman.