Este pasado viernes Jajaja y yo estuvimos cenando con unas amigas. La verdad es que pasamos una noche muy simpática. El momento estelar lo protagonizó la que yo llamo desde entonces la “otra Bridget Jones”. El caso es que nuestra amiga es conocida por sus “super-bragas”. Algo que han podido constatar de una manera más especifica sus compañeros/as de viajes, pues parece ser que sólo lleva dos: una puesta y la otra la deja secando en el primer lugar que pille de la habitación (ducha, telefonillo…). Pues bien, el caso es que días atrás la convencieron para renovar su triste estilismo y la acompañaron a una tienda de lencería muy femenina. Ella se decantó por un sujetador, ocasión que no perdieron sus amigos para decirle “mira, que viene acompañado de un tanga muy…, en fin, muy… diferente a lo que tú sueles ponerte…” Y la convencieron.

Lo peor vino después, cuando en la soledad del hogar, de la habitación, del espejo, decide probarse su nuevo conjuntito. Transcribo más o menos literalmente sus palabras: “parecía una morcilla de Burgos. Por delante, no tapaba nada. Y por atrás, aún peor: mi culo era un alunizaje, con sus cráteres y todo...” Huelga decir que nos tronchamos de risa, sobre todo cuando remató su primera vez con el tanga diciéndonos que una mañana se sintió lo suficiente femenina como para salir a la calle con su nueva adquisición. Como no podía ser de otra manera, escogió para el gran estreno el día en que Toledo se cubría de nieve como los lugareños más longevos son incapaces de recordar. Su único pensamiento fue no caerse para que no tuvieran que llevarla a urgencias y enseñar al mundo su “minúsculo” secreto. Y pensé que si llegara a ser la auténtica Bridget Jones se habría caído, pero, tiempo al tiempo, que esta chica promete.

Lo peor vino después, cuando en la soledad del hogar, de la habitación, del espejo, decide probarse su nuevo conjuntito. Transcribo más o menos literalmente sus palabras: “parecía una morcilla de Burgos. Por delante, no tapaba nada. Y por atrás, aún peor: mi culo era un alunizaje, con sus cráteres y todo...” Huelga decir que nos tronchamos de risa, sobre todo cuando remató su primera vez con el tanga diciéndonos que una mañana se sintió lo suficiente femenina como para salir a la calle con su nueva adquisición. Como no podía ser de otra manera, escogió para el gran estreno el día en que Toledo se cubría de nieve como los lugareños más longevos son incapaces de recordar. Su único pensamiento fue no caerse para que no tuvieran que llevarla a urgencias y enseñar al mundo su “minúsculo” secreto. Y pensé que si llegara a ser la auténtica Bridget Jones se habría caído, pero, tiempo al tiempo, que esta chica promete.