Hola, niños y niñas. Como habréis leído en el artículo anterior de mi compañera de piso acudimos al primer fin de semana del Festival de Teatro de Almagro. ¿Qué ha sido de nuestra vida desde entonces? Entre ese fin de semana y el siguiente, en que nos trasladamos a Alicante a una boda (por cierto, desde aquí reiteramos nuestros buenos deseos a Juanma y Eva) previo paso por el solar de mis mayores, por vía paterna (Carchelejo, en la provincia de Jaén), yo me consagré al estudio y la diversión en un curso de esos que organizan las universidades cuando aprietan los calores. La elección recayó en un curso de mi actual universidad, la UNED, celebrado en Alcalá la Real y que llevaba por título: “Magia y religiosidad en la España Moderna” (la España Moderna es la de los Reyes Católicos a Carlos IV, no la de ZP, aclaro).
En cuanto al curso no voy aquí a explayarme ya que, posiblemente, dedicaré dentro de poco un articulillo “cultureta” a su contenido, así que aquí me centraré en la ciudad de Alcalá la Real y la excelente acogida que nos dispensó.
Alcalá la Real es un municipio de algo más de 20.000 habitantes al sur de la provincia de Jaén, ya lindando con Granada, en la comarca de la Sierra Sur. Su situación estratégica frente a la vecina Granada motivó que Alfonso XI fundara allí una abadía que situó bajo protección real y que marcaría con el transcurso del tiempo la vida de la ciudad. Testimonio de esta época de gloria son la Iglesia Mayor Abacial y el Palacio Abacial, donde, por cierto, tenían lugar los cursos.
Yo llegué el lunes por la mañana y me dirigí al hotel donde había reservado habitación: el Hotel-Hospedería Zacatín. A mí me gustó: bastante nuevo, las habitaciones están limpias, situado en el centro de la ciudad (enfrente del Palacio Abacial) y el personal es muy amable y muy simpático. A las cinco comenzamos el curso con el consabido acto de presentación a cargo de dos prebostes de la UNED en Jaén, la alcaldesa de Alcalá, Elena Víboras, y el director del curso, Carlos Martínez Shaw, catedrático de la UNED y académico numerario de la Real Academia de Historia. Tras este acto, las dos primeras clases, tras las cuales el Ayuntamiento ofreció un cóctel-merendola para que los participantes en el curso fuéramos conociéndonos. El cóctel terminó a altas horas de la noche en el pub L@Lola (creo que se llamaba así) que fue nuestro local nocturno de referencia durante el resto del curso.
El martes, después de las clases, nos ofrecieron la posibilidad de conocer la “Ruta de los Milagros”. La razón de ser de esta ruta viene de la existencia de los llamados “santos”: hombres de la zona a los que se atribuían poderes curativos y proféticos. Yo conocía su existencia por mi padre (que como recordaréis es también jienense): a un primo suyo, que tenía poliomelitis, le llevaron a ver al santo Custodio (uno de los “santos” más conocidos) y al poco tiempo se curó. Cerca de donde el santo Custodio iba a rezar habían levantado una ermita que la Iglesia oficial atribuyó a la Virgen de la Cabeza y donde, aun hoy, acude gran número de fieles a realizar peticiones a la Virgen y al santo Custodio. La ermita, por cierto, está situada en un lugar precioso, un balcón natural sobre la sierra donde nos sirvieron una sencilla (aunque excelente) cena a base de queso, jamón, pan y aceite, todo ello regado por abundante sangría.
El miércoles teníamos tarde libre en el curso, así que aprovecharon para ofrecernos una visita guiada a la Alhambra. Yo he estado varias veces en la Alhambra, la última hace un par de años o tres, pero, por supuesto, me apunté. Hasta que me aburra de ver la Alhambra me queda, al paso que voy, que pasen un par de vidas.
El jueves la visita correspondió a la propia Alcalá la Real, uno de los escasos lugares de la provincia de Jaén que me quedaban por conocer y que me sorprendió gratamente. Visitamos el museo municipal, situado en el Palacio Abacial, el Ayuntamiento, la Iglesia de las Angustias (muy curiosa su nave central y su bóveda), la de la Consolación y la de San Juan (donde visitamos un pequeño pero interesante museo de religiosidad popular). Y por supuesto la Fortaleza de la Mota, que domina la ciudad, donde estuvimos visitando las excavaciones arqueológicas, realizamos una cata de los vinos de la zona y luego nos ofrecieron un pincheo para que recuperáramos fuerzas tras la visita a la ciudad.
El viernes fue el día de las despedidas. Tras la entrega de diplomas y el cóctel-comida de despedida, llegó el momento de la separación. Atrás dejamos a un estupendo grupo de compañeros, a los profesores que han compartido su sabiduría y alguna que otra copa de vino con nosotros, a la gente del Ayuntamiento y de la UNED que han trabajado mucho para que pasáramos una excelente semana (y que además se venían con nosotros de juerga) y, por supuesto, a Alcalá la Real: una ciudad que nos recibió con los brazos abiertos, una gran desconocida que recomiendo vivamente que visitéis.
Aquí os dejo la página del Ayuntamiento de Alcalá la Real, para que os ilustréis sobre cómo llegar, qué visitar, dónde alojarse...
2 comentarios:
Siempre me ha picado la curiosidad sobre lo que se hace en esos cursos de verano. Supongo que esas visitas que nos has narrado formaban parte del programa docente, pero me gustaría saber si también se impartían también clases magistrales ¿Tomabais apuntes? ¿Hubo examen final para constatar si habíais aprovechado el curso? ¿Daban el diploma a todos (incluso a los que pasaban las clases dormitando)? ¿Ese diploma es computable a la hora de optar a alguna plaza funcionarial? ¿El curso ha sido pagado por el erario público? ¿Y las copitas nocturnas?
Sean cuales sean tus respuestas, Jajaja, ¡VIVA LA CULTURA!
Efectivamente, Meteorismo, en los cursos de verano (por lo menos en este, que es al único que yo he ido; mi "esperiencia" puedes ver que no es muy superior a la tuya) hay clases. En este caso versaban sobre diferentes materias relacionadas con el contenido del curso: apariciones marianas y conciencia nacional en Hispanoamérica, brujería y hechicería, la Inquisición... De hecho en algunos cursos eso es todo lo que hay. El resto de las actividades que he mencionado, excepto la de la Ruta de los Milagros, con su visita a la Ermita de la Virgen de la Cabeza en Hoya del Salobral, que sí formaba parte del curso, eran actividades complementarias preparadas por el Ayuntamiento de Alcalá la Real para hacernos más grata la estancia en su ciudad (y a fe mía que lo consiguieron).
En cuanto al desarrollo del curso, yo sí tomaba apuntes (el tema me resulta muy interesante) y sé que varios compañeros también. Hay en algunos cursos en los que se hace un examen de final de curso, pero este no era el caso. Aquí se dio el diploma a todo el que acreditó una asistencia suficiente a clase.
En lo relativo a lo que preguntas sobre la plaza funcionarial, sí computaría para los concursos del MEC (o sea que a Dorami sí le hubiera valido, pero a mí no). A mí me da 2 créditos de libre configuración que, junto con otros dos cursos veraniegos, me dispensarán de cursar una asignatura cuatrimestral ordinaria.
Para acudir al curso hay que pagar (aunque hay becas). En mi caso, como alumno de la UNED y matriculado madrugador, 79 €, creo recordar. Esta cantidad se incrementa si no eres alumno de la UNED y si te matriculas a partir del 2 de julio. A mí, la verdad, me parece una cantidad ridícula teniendo en cuenta la gente que se juntó allí para darnos las clases y como se cotiza la hora de curso por ahí. De todas formas, creo que ese dinero va a la UNED para las actividades estrictamente académicas. Las actividades complementarias y la visita, que antes comenté, a Hoya del Salobral, creo que fueron pagadas por el Ayuntamiento alcalaíno, supongo que como parte de una estrategia de promoción de su municipio. Las copitas nocturnas (por cierto, recomiendo las caipiriñas de L@Lola) iban por cuenta del consumidor, lógicamente.
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