Una vieja maldición china dice: “Ojalá vivas en tiempos interesantes”. Dado que mi vida está siendo desde que volvimos de Asturias de lo más tranquila y previsible, creo que debo sentirme afortunado. Pero como seguramente no os apetecerá leer un artículo sobre mi rutina diaria voy a retomar una serie que tenía un poco abandonada, Mis “mostruos” favoritos, y os voy a hablar de alguien que sí ha tenido una vida interesante: Carlos Jesús.
El verdadero nombre de Carlos Jesús es Carlos Cabello Rey. Nacido en Sevilla el 24 de enero de 1945, fue mellizo y sietemesino, circunstancia que considera una “gran virtud”. Se casó y separó muy joven, lo que le empujó a refugiarse en el estudio de la Biblia, buscando consuelo a la depresión que le produjo su separación. Emigrado a Cataluña, trabajó como fontanero y electricista tanto a domicilio como en varias empresas del área metropolitana de Barcelona. Trabajando en la factoría de SEAT en Martorell tuvo su primera experiencia extrasensorial; recibió una fuerte descarga eléctrica y, mientras permanecía desvanecido, escuchó una voz que le decía: “Vuelve, que aún no es tu hora”.
Poco después recibió otra descarga eléctrica, esta vez en la fábrica de Pegaso, en Mataró. Como consecuencia de ella, Carlos Jesús se vio salir de su cuerpo y elevarse, entró en un túnel donde había un punto blanco y allí vio a sus familiares fallecidos, a los que saludó. Una figura blanca de luz surgió de una puerta y le dijo: “Tienes que volver al cuerpo, ya que tienes que cumplir una gran misión en la tierra”. Al volver en sí de esta experiencia fue atropellado por una carretilla que le aplastó contra una pared, pero este nuevo accidente, como los anteriores, no le dejó ninguna secuela. Justamente un mes después, un Jueves Santo, recibió la visita de Jesucristo en el número 13 de la calle de Provenza, delante de una churrería. Cristo, bajo la forma de una figura blanca de más de dos metros de altura, se descolgó desde una claraboya de yeso y le comunicó su misión: Debería realizar curaciones por fe en la Tierra hasta que llegase el Fin del Mundo.
Para realizar su misión, primero tuvo que sacar del Triángulo de las Bermudas el espíritu de una mujer y dos hombres extraterrestres. Partiendo desde el Tíbet en una nave espacial viajó con ellos por los 180.000 millones de galaxias habitadas. Durante cuatro años el espíritu de la mujer, que se llamaba Crislán, le dio cursos intensivos de curaciones por fe. Además le llenaron el cuerpo de aparatitos, entre ellos una placa que puede lanzar descargas de más de 800.000 voltios. Como colofón a su viaje visitó el Sol, donde viven los 24 ancianos que, junto con el Padre Eterno, están a cargo de todo el Universo. Allí pudo hablar, entre otros, con Cristo, que le dijo que la Iglesia se había vuelto perversa y había inventado la confesión para conocer los secretos del pueblo. Además, desde su nave especial, le mostró las orgías con niños que se realizan en el Vaticano.
Al volver a la Tierra, Carlos Jesús se dedicó a realizar curaciones por fe como le había sido encomendado. Cura derrames internos, infartos, embolias, SIDA, flatulencias, endereza a los jorobados, resucita a los muertos, apacigua a los espíritus de los muertos, ayuda a encontrar trabajo a los parados y elimina los virus de las máquinas “ibe-eme-eme”. Para realizar estas curaciones suele transfigurarse en Micael, que se aparece con el rostro de Jesús, María, Jacob o Crístofer (el encargado del mantenimiento de las naves espaciales), que es el hijo de la extraterrestre que le enseñó y el propio Carlos Jesús.
Carlos Jesús dice que el comienzo del Fin fue la Guerra de los Seis Días, en 1980, pero que el Fin del Mundo no será hasta después de 2003, cuando los israelíes asalten Jerusalén (o Belén, no lo tiene muy claro, se ve que cuando le contaron esto estaba mirándole las tetas a Crislán y no se enteró bien). Entonces un gran asteroide pasará tan cerca de la Tierra que cambiará su eje de rotación y se producirán tres días de oscuridad. Durante ese periodo trece millones de naves dirigidas por Arntachán recogerán a los 10.144.000 elegidos que tengan la señal del Padre y del Hijo impuesta por Carlos Jesús. Estos elegidos serán llevados al planeta Raticulí, donde serán transfigurados a seres jóvenes e inmortales de unos 2,20 m de altura y sin ano (ya que todo lo que comen esos cuerpos lo asimilan). Allí gozarán de una existencia idílica comiendo pastillas y hortalizas puras y gozando de las relaciones sexuales.
Mientras tanto la Tierra será destruida en menos de un año por guerras bacteriológicas. Los mares se secarán y, además, debido a una serie de terremotos, cinco bombas termonucleares que hay bajo el Mar de los Sargazos explotarán. El mundo se deshará y se volverá puro y, entonces, los que se salvaron bajarán de Raticulí a repoblar la nueva Tierra.
Para saber más podéis visitar esta página, donde aparece una entrevista hecha a este personaje, o esta otra, con algunas de sus mejores frases y de sus más sabias enseñanzas.
Así que ya sabéis, niños. Corred a que Carlos Jesús os imponga su señal antes de que sea demasiado tarde, os pille el Fin del Mundo por banda y no podáis gozar de una maravillosa vida eterna sin ano. No digáis que no os he advertido.
El verdadero nombre de Carlos Jesús es Carlos Cabello Rey. Nacido en Sevilla el 24 de enero de 1945, fue mellizo y sietemesino, circunstancia que considera una “gran virtud”. Se casó y separó muy joven, lo que le empujó a refugiarse en el estudio de la Biblia, buscando consuelo a la depresión que le produjo su separación. Emigrado a Cataluña, trabajó como fontanero y electricista tanto a domicilio como en varias empresas del área metropolitana de Barcelona. Trabajando en la factoría de SEAT en Martorell tuvo su primera experiencia extrasensorial; recibió una fuerte descarga eléctrica y, mientras permanecía desvanecido, escuchó una voz que le decía: “Vuelve, que aún no es tu hora”.
Poco después recibió otra descarga eléctrica, esta vez en la fábrica de Pegaso, en Mataró. Como consecuencia de ella, Carlos Jesús se vio salir de su cuerpo y elevarse, entró en un túnel donde había un punto blanco y allí vio a sus familiares fallecidos, a los que saludó. Una figura blanca de luz surgió de una puerta y le dijo: “Tienes que volver al cuerpo, ya que tienes que cumplir una gran misión en la tierra”. Al volver en sí de esta experiencia fue atropellado por una carretilla que le aplastó contra una pared, pero este nuevo accidente, como los anteriores, no le dejó ninguna secuela. Justamente un mes después, un Jueves Santo, recibió la visita de Jesucristo en el número 13 de la calle de Provenza, delante de una churrería. Cristo, bajo la forma de una figura blanca de más de dos metros de altura, se descolgó desde una claraboya de yeso y le comunicó su misión: Debería realizar curaciones por fe en la Tierra hasta que llegase el Fin del Mundo.
Para realizar su misión, primero tuvo que sacar del Triángulo de las Bermudas el espíritu de una mujer y dos hombres extraterrestres. Partiendo desde el Tíbet en una nave espacial viajó con ellos por los 180.000 millones de galaxias habitadas. Durante cuatro años el espíritu de la mujer, que se llamaba Crislán, le dio cursos intensivos de curaciones por fe. Además le llenaron el cuerpo de aparatitos, entre ellos una placa que puede lanzar descargas de más de 800.000 voltios. Como colofón a su viaje visitó el Sol, donde viven los 24 ancianos que, junto con el Padre Eterno, están a cargo de todo el Universo. Allí pudo hablar, entre otros, con Cristo, que le dijo que la Iglesia se había vuelto perversa y había inventado la confesión para conocer los secretos del pueblo. Además, desde su nave especial, le mostró las orgías con niños que se realizan en el Vaticano.
Al volver a la Tierra, Carlos Jesús se dedicó a realizar curaciones por fe como le había sido encomendado. Cura derrames internos, infartos, embolias, SIDA, flatulencias, endereza a los jorobados, resucita a los muertos, apacigua a los espíritus de los muertos, ayuda a encontrar trabajo a los parados y elimina los virus de las máquinas “ibe-eme-eme”. Para realizar estas curaciones suele transfigurarse en Micael, que se aparece con el rostro de Jesús, María, Jacob o Crístofer (el encargado del mantenimiento de las naves espaciales), que es el hijo de la extraterrestre que le enseñó y el propio Carlos Jesús.
Carlos Jesús dice que el comienzo del Fin fue la Guerra de los Seis Días, en 1980, pero que el Fin del Mundo no será hasta después de 2003, cuando los israelíes asalten Jerusalén (o Belén, no lo tiene muy claro, se ve que cuando le contaron esto estaba mirándole las tetas a Crislán y no se enteró bien). Entonces un gran asteroide pasará tan cerca de la Tierra que cambiará su eje de rotación y se producirán tres días de oscuridad. Durante ese periodo trece millones de naves dirigidas por Arntachán recogerán a los 10.144.000 elegidos que tengan la señal del Padre y del Hijo impuesta por Carlos Jesús. Estos elegidos serán llevados al planeta Raticulí, donde serán transfigurados a seres jóvenes e inmortales de unos 2,20 m de altura y sin ano (ya que todo lo que comen esos cuerpos lo asimilan). Allí gozarán de una existencia idílica comiendo pastillas y hortalizas puras y gozando de las relaciones sexuales.
Mientras tanto la Tierra será destruida en menos de un año por guerras bacteriológicas. Los mares se secarán y, además, debido a una serie de terremotos, cinco bombas termonucleares que hay bajo el Mar de los Sargazos explotarán. El mundo se deshará y se volverá puro y, entonces, los que se salvaron bajarán de Raticulí a repoblar la nueva Tierra.
Para saber más podéis visitar esta página, donde aparece una entrevista hecha a este personaje, o esta otra, con algunas de sus mejores frases y de sus más sabias enseñanzas.
Así que ya sabéis, niños. Corred a que Carlos Jesús os imponga su señal antes de que sea demasiado tarde, os pille el Fin del Mundo por banda y no podáis gozar de una maravillosa vida eterna sin ano. No digáis que no os he advertido.
8 comentarios:
Seres sin ano!!!???, me temo que yo me quedo aquí...jajajajajajaja
Vaya personaje, pensaba que estaba ya retirado o algo así. La pena es la pobre gente ignorante que cree...aunque en el fondo se lo merecen.
Peritoni,
Mira que eres vicioso. Despreciar así Raticulí y la vida eterna... Crístofer te va a castigar. ¡Fiu, fiu, fiu!
La verdad es que no sé si estará retirado o seguirá buscando tripulantes para su gran flota especial (que está organizando Arntachán). Pero, desde luego, es un personaje tan peculiar en su sordidez que a mí se me ha quedado grabado para siempre.
Un crack jajaja. NO me perdía un programa en donde salía. Joe, era leche, que tipo más esperpéntico. Raticulín al poder jajajajaj
un abrazo.
Jajaja:
Has hecho un trabajo de investigación soberbio, perfectamente documentado. Yo tengo intención de que Carlos Jesús me señale como uno de los elegidos para ir a Raticulí. Creo que en Viajes Marsans tienen una oferta especial para los ungidos, les hacen un 20% de descuento, así que hay que aprovechar.
¡VIVA CARLOS JESÚS!
¡VIVA CRISLÁN!
¡VIVA ARNTACHÁN!
¡Qué maravilla de post!, esto es lo que demandaba tu audiencia frikirl, el más grande, Carlos Jesús-"Mikaé"-"Kríslan"..con frases ya míticas, como "Los que hoy ríen, mañana llorarán.." o "Tengo siete sentidos, los cinco humanos más la clarividencia y la telepatía cósmica.."
Este tío era todo un individuo... pero lo que me reí con el no está escrito! jajajaj
Antares,
Ya sabía yo que este artículo te iba a gustar. "Jesús, métele velocidad..."
Meteorismo,
Me sorprendes, tú viajando. ¿Qué es lo que te ha hecho decidirte a salir tu eremítico retiro en Valdebernardo? ¿Las suecas extraterrestres habitantes de Raticulí? ¿Sus avanzadas técnicas médicas que te hacen concebir esperanzas de conseguir remediar tu alopecia...?
Milhaud,
Bienvenido a este blog. Espero que este y los otros sesudos artículos investigación que colgamos en el blog sean de tu interés y contemos con más visitas tuyas en el futuro.
Fernando,
Únete a mí y a la ministra Chacón y grita:
¡¡¡VIVA RATICULÍ!!!
¡¡¡VIVA ARNTACHÁN!!!
¡¡¡VIVA LA CONSTITUCIÓN!!! (de la Confederación Intergaláctica)
viva ratículin jajajaja
jajaja
un abrazo.
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