El sábado pasado estuve en el cine con mi amigo David viendo la última de Johnny Depp: Enemigos públicos. Esta película cuenta la historia de John Dillinger, una especie de Robin Hood a la americana, un tipo que roba a los ricos… para quedárselo él (eso de repartirlo entre los pobres huele sospechosamente a comunismo). Tanto el protagonista, el señor Depp, como el resto del reparto, entre el que se encuentra Christian Bale, realizan un buen trabajo. Por otra parte, la ambientación (hablando de una película que transcurre en los años 30, tras la Gran Depresión) está bastante cuidada. Pero aun así la película no engancha y se hace en algunos momentos un poco pesada.
Podría argüirse que el problema de esta película es que su protagonista nos resulta demasiado lejano: Dillinger fue una celebridad en los EE.UU. de su tiempo, pero aquí nos resulta prácticamente desconocido. Vamos, que sería como intentar venderles a los americanos una película sobre el Dioni. Claro, que eso no debería ser un impedimento para una película resulte interesante, si tiene un buen guión. Ese es el problema: el guión.
John Dillinger se nos intenta presentar como una especie de héroe para el americanito de a pie, pero no se nos consigue dar ninguna explicación a su popularidad. Porque la elevación a los altares de un delincuente violento, aficionado a las metralletas y que acostumbra a tomar como rehenes a bellas señoritas para parapetarse tras ellas al abandonar la escena del delito, resulta difícil de creer. ¿Será por qué en uno de sus atracos, mientras huía con todo el dinero del banco, renuncia a coger la calderilla de un pobre tipo que andaba por allí? Dejemos de lado los recursos de guionista primerizo y recurramos a la Historia: Por lo visto los americanos, tras el Crack del 29 no estaban demasiado contentos con sus bancos; instituciones que anduvieron dando créditos a troche y moche durante la época de vacas gordas y que se apresuraron a ejecutar hipotecas en cuanto a las cosas fueron mal y empezaron a llegar los impagos (vamos, como en la actualidad). Así que veían con simpatía a un tipo que se dedicaba a hacer la puñeta a los tan odiados banqueros. Eso podría ser una explicación, pero en la película esto no aparece por ninguna parte, de hecho, ni siquiera se nota que estamos en la época de la Depresión, los personajes se mueven en un mundo de hoteles, restaurantes y “night-clubs” de moda, donde no se percibe la miseria del ciudadano de a pie.
Por otro lado, para tratarse de una película de policías y “gangsters”, está escasa de suspense, resulta bastante previsible. Los únicos momentos en los que nos sorprenden son aquellos en los que, aunque seguimos tanto las actividades de Dillinger como la de los agentes del FBI que le persiguen, se producen situaciones completamente arbitrarias. “¿Qué hacen esos policías ahí? ¿Cómo sabían donde iba a estar la banda? ¿Me he perdido algo?” Quizá un par de escenas que alguien ha cortado en el montaje porque la película se estaba haciendo demasiado larga.
En fin, una película que formalmente no está mal, pero que pierde mucho debido a una trama mediocre y tramposa. Podéis ir a verla y olvidarla diez minutos después de salir del cine o bien, ver el trailer, que a continuación os ofrezco, que, más o menos, trae condensada toda la película:
Podría argüirse que el problema de esta película es que su protagonista nos resulta demasiado lejano: Dillinger fue una celebridad en los EE.UU. de su tiempo, pero aquí nos resulta prácticamente desconocido. Vamos, que sería como intentar venderles a los americanos una película sobre el Dioni. Claro, que eso no debería ser un impedimento para una película resulte interesante, si tiene un buen guión. Ese es el problema: el guión.
John Dillinger se nos intenta presentar como una especie de héroe para el americanito de a pie, pero no se nos consigue dar ninguna explicación a su popularidad. Porque la elevación a los altares de un delincuente violento, aficionado a las metralletas y que acostumbra a tomar como rehenes a bellas señoritas para parapetarse tras ellas al abandonar la escena del delito, resulta difícil de creer. ¿Será por qué en uno de sus atracos, mientras huía con todo el dinero del banco, renuncia a coger la calderilla de un pobre tipo que andaba por allí? Dejemos de lado los recursos de guionista primerizo y recurramos a la Historia: Por lo visto los americanos, tras el Crack del 29 no estaban demasiado contentos con sus bancos; instituciones que anduvieron dando créditos a troche y moche durante la época de vacas gordas y que se apresuraron a ejecutar hipotecas en cuanto a las cosas fueron mal y empezaron a llegar los impagos (vamos, como en la actualidad). Así que veían con simpatía a un tipo que se dedicaba a hacer la puñeta a los tan odiados banqueros. Eso podría ser una explicación, pero en la película esto no aparece por ninguna parte, de hecho, ni siquiera se nota que estamos en la época de la Depresión, los personajes se mueven en un mundo de hoteles, restaurantes y “night-clubs” de moda, donde no se percibe la miseria del ciudadano de a pie.
Por otro lado, para tratarse de una película de policías y “gangsters”, está escasa de suspense, resulta bastante previsible. Los únicos momentos en los que nos sorprenden son aquellos en los que, aunque seguimos tanto las actividades de Dillinger como la de los agentes del FBI que le persiguen, se producen situaciones completamente arbitrarias. “¿Qué hacen esos policías ahí? ¿Cómo sabían donde iba a estar la banda? ¿Me he perdido algo?” Quizá un par de escenas que alguien ha cortado en el montaje porque la película se estaba haciendo demasiado larga.
En fin, una película que formalmente no está mal, pero que pierde mucho debido a una trama mediocre y tramposa. Podéis ir a verla y olvidarla diez minutos después de salir del cine o bien, ver el trailer, que a continuación os ofrezco, que, más o menos, trae condensada toda la película:
4 comentarios:
í, mi hija que es fan de Deep (yo no) dice que es algo lenta y aburrida a veces... así que después de esto pasopalabro.
Yo quiero aprovechar este “pos” para decir que el apellido de Johnny no se pronuncia “Dip” sino “Dep”. Lo digo porque yo también me empeñaba antes en llamarle “Yony Dip” hasta que me di cuenta de que lo que yo pensaba que se escribía “Deep” no era tal palabra sino otra similar pero con dos pes en lugar de dos es, “Depp”.
Y hecha esta aclaración que no tiene ningún interés, teniendo en cuenta que no he visto la película, aceptaré el buen criterio de Jajaja como válido y no la veré (pagando).
Peritoni,
Ya ves que tienen razón los psicólogos y terapeutas familiares: hay que escuchar a los hijos.
Meteorismo,
No estoy muy seguro de como lo suelo decir yo, creo que "Dep", pero es posible que en ocasiones lo pronuncie "Dip". De todas formas me es indiferente, tanto como a los norteamericanos la pronunciación de las lenguas distintas del inglés (bueno, y la del inglés también). ¿Por qué pronunciar Nike como "naiki" (pasándose por el forro la pronunciación de otras palabras con grafía semejante como "like")? Resulta que "nike" es una palabra griega, que significa victoria, y que se pronuncia... "nike".
Conclusión, mejor no gastarse unos euros en esta película y esperar cuando la pasen por televisión. Un abrazo.
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