Por fin ha terminado la Copa Confederaciones, ese torneo entre las “mejores” selecciones del que la mayor parte de los españoles nunca habíamos oído hablar hasta este verano. Y ha terminado dentro de la mejor tradición de nuestra selección: Tras pasar con autoridad la fase de liguilla perdimos en un partido en el que dominamos contra un rival presuntamente inferior. Lo mismito que habría pasado en la Eurocopa si el partido contra Italia se hubiera decantado por los transalpinos en la lotería de los penaltis.
El caso es que la noche del viernes al sábado, soñé con el partido por el tercer y cuarto puesto, el España-Sudáfrica. A la mañana siguiente se lo conté a Dorami, así que ella pude dar fe de mis palabras. En mi sueño estábamos Dorami, mi padre y yo viendo el encuentro por la tele. Tras un buen rato de partido, en el que España se mostraba superior, se adelantaron los sudafricanos. Los ataques españoles arreciaron sobre la portería africana pero el gol no llegaba. Finalmente, en una jugada en el área, uno de nuestros delanteros se revolvió entre un grupo de defensas y consiguió la igualada. El acoso español continuaba pero mi padre se cansó del partido y apagó el televisor diciendo que aquello era un rollo. Entonces apareció el general Rojo, el jefe del Estado Mayor Central del Ejército Republicano durante la Guerra Civil. Rojo me dijo que podía irme a Sudáfrica a jugar con la selección. Parece ser que estábamos en guerra. Mi padre, Dorami y yo nos pusimos muy contentos, naturalmente: Resulta bastante más arriesgado para la salud luchar en una guerra que jugar un partido de fútbol, por muy leñeros que sean los defensas del equipo contrario. Dicho y hecho, volé a Sudáfrica para incorporarme a la selección y, cuando llegué allí, Del Bosque me comentó que íbamos ganando 2-1 y que me preparase para saltar al campo. Al poco de entrar en el terreno de juego, uno de nuestros delanteros, creo que Villa o Güiza, protagonizó una jugada personal por la izquierda. Disparó un tiro cruzado que superó al portero pero que parecía destinado a perderse por la línea de fondo a la derecha de la portería. Pero ahí estaba yo, que llegando desde atrás metí el pie y envié el balón al fondo de las mallas. ¡GOL! ¡GOL! ¡¡¡GOOOOOOOL!!! El gol de la tranquilidad había llegado. ¡España ganaba 3-1! ¡Soy la leche, soy una máquina, soy un héroe! ¡Florentino me va a fichar por una cantidad absolutamente obscena de dinero!
Una vez leído el resumen del partido en Marca (no, no lo vi; Dorami y yo volvíamos de Pedraza, donde habíamos estado pasando el fin de semana) podemos establecer que tuve un sueño premonitorio, “ergo” tengo poderes. Veamos las evidencias:
1. Sudáfrica se adelantó en el marcador.
2. España remontó posteriormente con dos goles.
3. Güiza marcó el primer tanto de España disparando entre tres defensas.
4. España consiguió finalmente tres goles.
5. La selección española ganó el partido.
Cierto es que en la realidad España necesitó la prórroga para doblegar a Sudáfrica y que los sudafricanos marcaron un gol más que en mi sueño, pero tendréis que admitir que esto no reduce ni un ápice mis capacidades premonitorias: la culpa fue de Del Bosque, que no confía en mis poderes y no me sacó al campo.
El caso es que la noche del viernes al sábado, soñé con el partido por el tercer y cuarto puesto, el España-Sudáfrica. A la mañana siguiente se lo conté a Dorami, así que ella pude dar fe de mis palabras. En mi sueño estábamos Dorami, mi padre y yo viendo el encuentro por la tele. Tras un buen rato de partido, en el que España se mostraba superior, se adelantaron los sudafricanos. Los ataques españoles arreciaron sobre la portería africana pero el gol no llegaba. Finalmente, en una jugada en el área, uno de nuestros delanteros se revolvió entre un grupo de defensas y consiguió la igualada. El acoso español continuaba pero mi padre se cansó del partido y apagó el televisor diciendo que aquello era un rollo. Entonces apareció el general Rojo, el jefe del Estado Mayor Central del Ejército Republicano durante la Guerra Civil. Rojo me dijo que podía irme a Sudáfrica a jugar con la selección. Parece ser que estábamos en guerra. Mi padre, Dorami y yo nos pusimos muy contentos, naturalmente: Resulta bastante más arriesgado para la salud luchar en una guerra que jugar un partido de fútbol, por muy leñeros que sean los defensas del equipo contrario. Dicho y hecho, volé a Sudáfrica para incorporarme a la selección y, cuando llegué allí, Del Bosque me comentó que íbamos ganando 2-1 y que me preparase para saltar al campo. Al poco de entrar en el terreno de juego, uno de nuestros delanteros, creo que Villa o Güiza, protagonizó una jugada personal por la izquierda. Disparó un tiro cruzado que superó al portero pero que parecía destinado a perderse por la línea de fondo a la derecha de la portería. Pero ahí estaba yo, que llegando desde atrás metí el pie y envié el balón al fondo de las mallas. ¡GOL! ¡GOL! ¡¡¡GOOOOOOOL!!! El gol de la tranquilidad había llegado. ¡España ganaba 3-1! ¡Soy la leche, soy una máquina, soy un héroe! ¡Florentino me va a fichar por una cantidad absolutamente obscena de dinero!
Una vez leído el resumen del partido en Marca (no, no lo vi; Dorami y yo volvíamos de Pedraza, donde habíamos estado pasando el fin de semana) podemos establecer que tuve un sueño premonitorio, “ergo” tengo poderes. Veamos las evidencias:
1. Sudáfrica se adelantó en el marcador.
2. España remontó posteriormente con dos goles.
3. Güiza marcó el primer tanto de España disparando entre tres defensas.
4. España consiguió finalmente tres goles.
5. La selección española ganó el partido.
Cierto es que en la realidad España necesitó la prórroga para doblegar a Sudáfrica y que los sudafricanos marcaron un gol más que en mi sueño, pero tendréis que admitir que esto no reduce ni un ápice mis capacidades premonitorias: la culpa fue de Del Bosque, que no confía en mis poderes y no me sacó al campo.
8 comentarios:
¡Hijo mío! Ya sabes: si sueñas con seis números entre el 1 y el 49, no te lo pienses: dame el soplo, porfa, y vamos a medias. Jejeje.
Un abrazo :)
¡Huy! Llegas tarde, Suntzu. Este comentario te lo estoy escribiendo desde las Bahamas.
¡¿Y con quién estás en las Bahamas?!
Desde la calle de las Islas Bahamas, en Toledo, que hay que explicarlo todo.
No le dejan a uno ni aparentar...
¡Dios mío! (suponiendo que lo hubiera) ¡¡Sueñas con fútbol!! ¡Qué afición! jajajajaja Lo que me he reído... ¡Qué enfermo! jajajaja
Un caluroso saludo veraniego desde el sur.
¿Te has tomado la pastilla?
Anda que soñar con futbol...¡Doramiiii!, dale algooooo!
Juanma, Peritoni,
Aunque os parezca mentira no soy demasiado "furgolero". Hace años que no voy al campo a ver un partido y de la Copa Confederaciones solo vi el encuentro contra EE.UU. (y no entero).
A mí me hubiera sorprendido más si alguien me dice que ha soñado con Vicente Rojo que con la selección, la verdad.
¿Ande andáis?
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